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El maridaje de El Frontón.
GARCIA Y LA CUOTA DE SANGRE (*).
Escribe: Garabombo.
"Nadie se haya en la obligación de sufrir para que otros gocen, de ayunar para que otros coman, de morir para que otros vivan. Por el contrario, los desheredados tienen derecho de usar todos los medios para sustraerse a su desgraciada condición. ¿Por qué desmayar de hambre a las puertas del festín, si violentando la entrada se consigue manjar i sitio para todos?". (Manuel Gonzales Prada. Propaganda y Ataque, 1888).
La cárcel -parafraseando al amauta Gonzales Prada- vendría a ser el lugar perfecto para encadenar el brazo y empujar a la resignación a los inocentes que sufren iniquidades y atropellos. Y esto lo sabe muy bien Alan García Pérez quien junto a Luis Giampietri presentan un abultado curriculum en violación de derechos humanos, y, hoy postulan a la presidencia de la República por el Partido Aprista, para seguramente, desde el poder, seguir ofreciéndole a la patria, la respectiva cuota de sangre, pero de los pobres.
En los sectores exclusivos de nuestra sociedad, los enólogos, son personas han desarrollado una sensibilidad exclusiva para diferenciar la calidad de los vinos. Por eso, pueden indicar -sobre todo en restaurantes cinco tenedores- que tipo de vino consumir o acompañar, por ejemplo, a un plato de carne de res o de pescado. A este tanteo de gustos los enólogos lo definen como maridaje. Y en la política peruana ¿Podríamos hablar o escribir de algún maridaje? ¿Quien marida con quien?
La cuota de sangre
En la madrugada del 18 de junio de 1986, grandes olas golpeaban las loberas de la isla penal El Frontón en el Callao y los presos políticos del Partido Comunista del Perú (PCP) iniciaban su motín en el Pabellón Azul. Simultáneamente, sus camaradas se amotinaban en el penal de Lurigancho y en el de mujeres Santa Bárbara. Durante el día, la Internacional Socialista celebraba su cumbre en Lima, teniendo como anfitrión al gobierno aprista. Los socialdemócratas se masturbaban mentalmente discutiendo de paz, pobreza, prohibición de armas nucleares, etc..
Los -en su mayoría- subversivos de El Frontón, retuvieron a personal penitenciario y policial que resguardaba los penales. No se llegó a una solución pacífica, porque el gobierno aprista le restringió el acceso a los que apostaban por un acuerdo. La brutalidad de la Marina de Guerra del Perú -obedeciendo órdenes de García Pérez- estalló a las 03:00 horas del 19 de junio con bazucas y explosivos de alto calibre. Atacaron ferozmente el Pabellón Azul, logrando demolerlo. Rendidos los más de un centenar de presos políticos, fueron torturados y ejecutados, otros desaparecieron. Las hienas de la Marina, que dirigieron el genocidio, fueron los capitanes de navío Luis Giampietri Rojas y Juan Carlos Vega Llona.
Once años después, Giampietri Rojas continuaría con esa costumbre tan suya de pintar su hoja de vida con sangre ajena. Cuando el 22 de abril de 1997 más de un centenar de "fujihéroes" tomaron por asalto la casa del embajador japonés en San Isidro, Lima, (secuestrada por un comando del MRTA) utilizando explosivos, asesinaron a los emerretistas que pudieron, para luego ejecutar a los que se habían rendido, para que nadie quede con vida, como era la orden del triunvirato cleptócrata Fujimori-Montesinos-Hermoza. Luis Giampietri coordinó el asalto a la residencia de San Isidro con los "fujihéroes", mediante un microscópico micrófono que maquiavélicamente hizo ingresar el -entonces- monseñor Juan Luis Cipriani, conspicuo militante fujimorista y del Opus Dei. La consigna era acabar con la crisis de los rehenes, porque el gobierno tenía que demostrar ante la población su mano dura y su capacidad para resolver conflictos. Entonces, sacaron a la Cruz Roja, rompieron conversaciones y a matarlos, porque seguro, rememoraron la frase de García Pérez en junio de 1986: "Si los matamos, qué va a pasar. Nada pues, no pasa nada". Y Giampietri le otorgó a su patria, como el marino "consecuente" que siempre ha sido, la debida cuota de sangre, pero ajena. La sangre de siempre, la sangre de los pobres.
Alan marida con Giampietri
En corrillos judiciales, oficinas de derechos humanos y algunas salas de redacción, nunca ha dejado de recorrer el trascendido que indica que, la Marina de Guerra, tiene en su poder un audio, donde se escucha la voz de García Pérez ordenando ejecutar la Matanza de los Penales en 1986. Todos se preguntaban: ¿Porque nunca sale ese audio? ¿Quien lo tiene? Y, ahora que el Partido Aprista colocó en su plancha presidencial -liderado por Alan García- al almirante Luis Giampietri Rojas en la primera vicepresidencia, hoy, todas las miradas van hacia él.
Sin embargo, dejando de ser suspicaces, esta plancha presidencial no debería sorprendernos, pues, el cinismo, la conchudez y el atropello a la vida humana, han sido "virtudes" que han caracterizado a García Pérez, y, las matanzas de Molinos o Cayara, por ejemplo, son la carta de presentación del gobierno aprista. Porque Alan también tiene una fijación u obsesión -como Giampietri- por la sangre ajena, ¿Quien tiene más muertos encima? Esta disputa puede haber sido el motivo de esta unión en la aventura electoral, ¿Cuál de los dos ha sido el más "valiente"?, mejor dicho el más perverso o el que tuvo más sangre fría. Más que amenazas por audios, lo que une a García con Giampietri es la cuota de sangre, ajena claro. Por eso, tomando el término de los enólogos podemos decir que Alan marida con Giampietri.
Amnistía electoral
El aún congresista Luis Iberico lanzó hace un par de semanas, en su desesperado intento por llamar la atención de la gente, una propuesta para amnistiar a los militares acusados de violación de derechos humanos. El empleado del broadcaster sionista Baruch Ivcher, tomó esta decisión, consciente de la virtual desaparición de su partido el FIM y de todas sus candidaturas, con cero por ciento en todas las encuestas, por el desprecio de los peruanos, por haber sido aliados del toledismo. El desesperado Iberico, hoy, debe de sentirse un poco más tranquilo, porque su propuesta tuvo repercusiones a favor, en nuestra prensa reaccionaria y en nuestra clase política de alquiler. Aunque algunos militares, conscientes de que no perpetraron ninguna barbarie, mostraron su desacuerdo con Iberico, porque ellos no tenían ningún problema en someterse a la justicia y la amnistía sólo serviría para manchar más sus apellidos. Pero esto no rebotó como noticia, porque -casualmente- en esos momentos, eran asesinados policías en la selva peruana, por presuntos Narcoterroristas (cocaleros-militantes maoistas del PCP). Entonces, la amnistía era cada vez más urgente, pues a los "héroes" de la patria no se les podía enjuiciar. Y el "fujihéroe" Giampietri era el más entrevistado por los medios de desinformación. . Por eso será, que a la unión de García Pérez y Giampietri en una plancha presidencial, se le puede denominar el maridaje de El Frontón.
(*). Articulo escrito en enero de 2006, en plena campaña electoral en Peru. A pesar del tiempo transcurrido el texto mantiene su actualidad.