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ALAN GARCÍA PÉREZ: 6 MESES DE MENTIRAS

Por: Julio Cesar Blanco Barrera.

11 de febrero de 2007

Diversos medios de comunicación, así como organizaciones políticas y cívicas se han pronunciado sobre los seis primeros meses de gobierno de Alan García Pérez, líder del partido Aprista Peruano. Muchos, tal ves la mayoría, coinciden en que no ha sido lo esperado, o en todo caso asumen que las cosas no se dieron como se trato de hacer creer en la campaña electoral del año pasado. En este breve articulo trataremos de referirnos a tres elementos que consideramos caracterizan estos primeros seis meses que van del presente gobierno; nos referimos a la ya famosa “escopeta de dos cañones” que no es otra cosa que la mentira electoral convertida en estrategia política “tradicional” del aprismo, al continuismo de las medidas económicas neoliberales implementadas inicialmente en el Perú por el gobierno fujimorista - hoy aliado del aprismo - y continuadas por el toledismo y finalmente nos referiremos al creciente autoritarismo reaccionario y represivo con el cual García pretende sostener su gobierno y acabar con la oposición social y política penalizando la protesta a costa de violentar los derechos humanos y emular a su nuevo aliado Fujimori para así seguir aplicando el recetario económico impuesto por las transnacionales y el imperialismo .

La escopeta de dos cañones: mentiras, mentiras y más mentiras.

Durante la campaña presidencial del año pasado Alan García Pérez se paseaba muy orondo por cuanto canal de televisión podía propagandizando lo que sus publicistas dieron en llamar el “cambio responsable” que no era mas que una readaptación “derechoza” de muchas de las propuestas planteadas inicialmente por Ollanta Humala que tan profundamente habían calado en la población, fundamentalmente del interior del país. Esto obedecía a que tanto Alan García y sus asesores - muy inteligentemente - habían entendido que el pueblo peruano estaba cansado del recetario neoliberal y ansiaba nuevas propuestas que reivindiquen sus derechos conculcados por la oleada privatista, ello lo diferencio notablemente de Lourdes Flores Nano a la que termino calificando de “candidata de los ricos”, quien fiel a la ortodoxia neoliberal termino ahogada en su propio discurso, y le permitió también, con la típica pirotecnia verbal que lo caracteriza, disputarle la presidencia a Ollanta a quien, en la segunda vuelta y después de haber sido derrotado por el nacionalista en la primera, venció contando para ello con el voto de toda la derecha, el apoyo absoluto de los medios de comunicación y los EEUU.

A continuación detallamos algunas de las propuestas de campaña incumplidas hasta hoy por García. Sobre los impuestos a las grandes transnacionales mineras Alan García dejo claro el 2 de mayo del 2006 que: “(...) de ser presidente de la Republica aplicaría un impuesto a las sobreganancias y eso podría generar mas ingresos para el estado y al mismo tiempo mas inversión”. A la fecha, como lo señala claramente el diario Perú 21 (domingo 28 de enero del 2007) “García no aplico este impuesto y, mas bien, negocio un aporte voluntario con las empresas mineras”.

Otra de las “perlas” de nuestro díscolo presidente durante la campaña electoral fue la promesa de eliminar la Renta Básica, asimismo se comprometió a regular las tarifas de luz eléctrica, las tarifas de telefonía fija y móvil, de igual manera regular los precios de las medicinas, que ha decir de García “son criminales en nuestra patria”. A la fecha con el pretexto de no ahuyentar los capitales extranjeros cambiando las reglas de juego y para mantener los principios jurídicos, se mantiene la renta básica y las grandes concesiones a las transnacionales de telecomunicaciones y el tema de la rebaja de los precios de los medicamentos ni siquiera ha sido considerado dentro de las prioridades del gobierno.

Sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC), García no dudo durante la campaña en comprometerse a “renegociar el TLC en defensa de los campesinos” y fiel a su histrionismo en un momento de éxtasis electoral llego a decir: “Le sugiero al señor Toledo que respete al país (...) Si se atreve a firmar el TLC, borrare su firma para que sea discutido por todo el país (13 de marzo del 2006). Sin embargo cuando llego al gobierno lo primero que hizo fue viajar a EEUU ha arrodillarse ante Bush para que este tenga a bien concederle el TLC a cuenta de convertirse en su mas dócil y servil peón en esta parte del continente, para este fin también contrato los servicios del neoliberal Hernando de Soto, Carranza (en la cartera de economía) y otros tecnócratas asalariados del imperialismo Yanqui.

También se comprometió, nuestro flamante presidente cuando fungía de candidato, a derogar la Constitución Fujimontesinista de 1993 y restituir la Carta Magna de 1979, que por cierto fue aprobada en la Asamblea Constituyente de 1979 que presidía el histórico líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre. Actualmente no se ha hecho absolutamente nada para materializar esta medida, mas por el contrario se ha continuado administrando el país bajo la égida de la constitución espuria del fujimorismo dándole continuidad y profundización a las medidas políticas y económicas que esta promueve.

También cuentan como parte de la hemorragia de promesas incumplidas por García Pérez la libre desafiliación de las AFPs, la instalación de agua potable para medio millón de habitantes en los primeros seis meses de gobierno así como el aumento de 20 mil policías, el shock de inversiones, etc., etc., etc., que por cierto, al igual que las otras promesas quedaron solo en eso: en promesas de campaña.

Estas apreciaciones nos pueden llevar a sacar algunas conclusiones, la primera es que tenemos a uno de los políticos más mentirosos de la historia contemporánea, que ha hecho de la mentira un “arte y una estrategia” de gobierno, como lo expresa claramente la investigación del Colectivo Juvenil COHERENCIA denominada LUPA 180 y publicada el domingo 28 de enero del 2007 en el diario Perú 21: “el gobierno solo cumplió el 14% del Plan de Acción Inmediata planteado para ser desarrollado durante los primeros 180 días de gestión”. La segunda conclusión que podemos sacar de este análisis es que para el imperialismo y para la misma derecha peruana (apéndice del imperialismo) era fundamental que García asumiera durante la campaña presidencial esta actitud y estas promesas ya que era la única manera de disputarle a Ollanta, quien enarbolo un programa democrático y antineoliberal, el gobierno del Estado peruano ya que como dijéramos líneas arriba; el pueblo peruano se encuentra hastiado de las políticas neoliberales, así mismo esta victoria serviría para contener, por un lado la oleada nacionalista que recorre América Latina desde Venezuela hasta Bolivia pasando por Ecuador y por otro lado asegurar un gobierno títere y cipayo del imperialismo norteamericano que le permita asegurar su estrategia recolonizadora de América Latina, por eso es que apenas gano García en la segunda vuelta lo primero que hizo fue viajar a EEUU a ponerse al servicio del genocida Bush.

Neoliberalismo: La nueva cara del aprismo

Históricamente el APRA desde sus inicios se ha postulado como un partido nacionalista burgués, antiimperialista y democrático, asume públicamente los postulados de la socialdemocracia y se autodefine como una organización de “izquierda democrática”. Pero mas allá de la retórica nacionalista de sus años dorados el partido de la estrella a transitado, a lo largo de su casi un siglo de existencia, por un sendero zigzagueante marcado por el oportunismo y por las alianzas mas insospechadas con los sectores mas reaccionarios de la oligarquía peruana, desde la convivencia con los gobiernos de Prado y Odria - en su momento sus mas sanguinarios perseguidores - hasta la alianza actual con el Fujimorismo.

En su primer gobierno el APRA, producto de la coyuntura política internacional y nacional se vio obligado, en los primeros años, a realizar ciertas reformas que aparentemente le daban un carácter progresivo a su gobierno, las mismas que más adelante termino desmontando para darle continuidad a políticas basadas en intereses corporativos que no solo esquilmaban la economía nacional y de las grandes mayorías para favorecer a los allegados al partido, sino también violaban los derechos humanos bajo métodos facistoides (puesta en funcionamiento del comando paramilitar Rodrigo Franco), a ello se suma la alta dosis de corrupción que caracterizo a este gobierno lo cual lo convierte - junto al de Fujimori - en uno de los mas desastrosos y corruptos de la historia republicana.

Actualmente el gobierno de García y del APRA lo podemos ubicar dentro de los gobiernos neoliberales y pro imperialistas mas sumisos al capital transnacional del continente, ello se explica por las siguientes razones: Le ha dado continuidad y defensa a la Constitución Fujimontesinista de 1993 que se convierte hoy por hoy en la columna vertebral del neoliberalismo en el Perú, pretende consumar la firma del TLC que no es mas que un tratado neocolonial de sumisión perpetua al imperialismo yanqui, sigue favoreciendo a las grandes transnacionales instaladas en el Perú no solo en su instalación sino también en la sistemática evasión de impuestos así mismo en su permanente atentado a la vida, al medio ambiente y a las actividades económicas de millones de peruanos que viven en zonas aledañas, continua con la política de privatización de nuestros recursos naturales (minerales) y empresas estratégicas (aeropuertos, puertos, ferrocarriles,etc) a consorcios extranjeros, asume dócilmente las políticas de austeridad social impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que obligan a reducir - en la perspectiva de privatizar - el gasto del estado en los servicios sociales como la educación y la salud, a cambio de ello sigue pagando puntualmente la deuda externa que consume mas del 26% del presupuesto nacional.

Como vemos pues Alan García se ha convertido, junto a Álvaro Uribe de Colombia, en el mejor peón del imperialismo neoliberal y a asumido la “gratuita” defensa de la política guerrerista y recolonizadora de Bush para América Latina, al definirse como un enemigo irreconciliable del “fundamentalismo andino” (refiriéndose a los nuevos procesos por los que transitan Bolivia y Ecuador) y del proceso venezolano encabezado por Hugo Chávez Frías. En la práctica el APRA de hoy reniega y combate con ferocidad los principios que nutrieron en sus años aurorales su ideología y doctrina política.

El imperialismo y la derecha para asegurar la consecuencia neoliberal de la política aprista a rodeado al gobierno de García de los personajes mas reaccionarios, conservadores y ortodoxos seguidores del libre mercado, nos referimos a Rafael Rey (Ministro de Producción), Hernando de Soto (asesor del gobierno y promotor del TLC en EEUU), Carranza (Ministro de economía), entre otros. Pero eso no es todo, el nuevo aprismo del siglo XXI ha creído necesario - para lograr sus objetivos neoliberales - aliarse al sector mas putrefacto de la política nacional: El fujimontesinismo, con el cual, fiel a la tradición aprista de convivir con la basura, cogobiernan desde el parlamento. No nos olvidemos que fue precisamente el Fujmontesismo quien a sangre y fuego impuso en el Perú el recetario neoliberal allá por los años 90 del siglo XX.

El autoritarismo como instrumento político

Como lo decíamos en los anteriores párrafos, el gobierno de Alan García se ha convertido a la fecha en fiel continuador de la política económica promovida por los dos gobiernos que lo antecedieron y para ello no solo a realizado una alianza con la mas rancia y corrupta derecha nacional tanto a nivel del ejecutivo como del legislativo, sino también viene utilizando como instrumento de aplicación del recetario neoliberal el autoritarismo y la represión al movimiento social, a fin de poder sostener un gobierno que ,como lo demostraron las ultimas elecciones regionales y municipales del año pasado, no cuenta con el apoyo de las regiones del interior ni de Lima.

Alan García gano las elecciones presidenciales pasadas por tres razones fundamentales: por un lado tenemos el apoyo mediático y electoral de la derecha peruana que cerro filas con el APRA y que termino por satanizar a Ollanta, por otro lado tenemos la sarta de mentiras utilizadas como parte de su programa a la cual llamaron el “cambio responsable” y que termino sintonizando con la voluntad de cambio de un gran sector de la población, y por ultimo es necesario considerar el insuficiente ascenso de masas, que ha diferencia de lo que ocurre en Bolivia, Venezuela o Ecuador, impidió que se imponga en las urnas la voluntad popular de elegir a un representante nacionalista. Ahora bien, el voto prestado de la derecha y la campaña mediática utilizada durante la campaña electoral para demoler a Ollanta Humala, no pueden hacer nada ahora para apaciguar ese descontento pendiente de un pueblo que voto por el “cambio responsable” y lo único que encuentra después de seis meses de gobierno es continuismo en todo los niveles e instancias.

Tal es así que las luchas sociales contra las mineras continúan, así como las luchas por más presupuesto a los sectores sociales y por los derechos de la clase trabajadora. Si bien es cierto estas luchas por el momento no vienen siendo centralizadas a nivel nacional dándose de manera dispersa y manteniendo aun un velo meramente economicista como resultado de la ausencia de organizaciones políticas que decidan darle forma política a la permanente oposición social, no podemos negar que se convierten en un serio escollo para un gobierno que pretende darle continuidad a la causa fundamental de la resistencia social, nos referimos al neoliberalismo.

Alan García y su entorno saben que las luchas sociales en el Perú no cesaran mientras persista su voluntad extranjerizante y pro imperialista, es mas tenderán a desarrollarse mucho mas corriendo inclusive el riesgo de contagiarse de las experiencias nacionalistas que recorren América Latina, específicamente de las que se desarrollan en Venezuela, Bolivia y últimamente en Ecuador, que por cierto estas dos últimas flanquean nuestras fronteras por el norte y por el sur, lo cual hace mas probable el “efecto contagio”.

Es así que el gobierno aprista a apelado a la represión y la penalización de la protesta social, como instrumento autoritario para mantener quieto al movimiento de masas y hacer mas fácil la consecución de sus planes neoliberales. Esto se puede expresar concretamente en los intentos reiterativos por tratar de hacer parecer, con la complicidad de la prensa adicta, que existe un “rebrote terrorista” en la selva peruana, donde precisamente se libran las mas duras batallas del movimiento campesino contra los erradicadores de la sagrada hoja de coca, promovidos y rentados por los EEUU para erradicar realmente a los campesinos y apropiarse de la riqueza de nuestra selva. Así tenemos la detención de 8 campesinos en Ayacucho acusados sin ninguna prueba de ser los responsables de asesinar a un grupo de policías. De igual manera podemos ver a diario el hostigamiento que padecen las organizaciones que vienen luchando contra los efectos nocivos de las mineras (entre ellas muchas ONGs que con el decreto 28925, promovido por la alianza parlamentaria APRA-Fujimorismo, trata de restarles autonomía y capacidad de gestion).

También se suman a esta voluntad autoritaria del gobierno los recientes intentos por implementar la pena de muerte para ,supuestamente, casos de terrorismo y violación, cuando todos sabemos que lo único que se perseguía con esto era que el estado peruano saliera del radio de influencia de la corte interamericana de derechos humanos con sede en San José, a fin de asegurar la impunidad no solo a sus nuevos aliados fujimoristas por crímenes de lesa humanidad, sino también salvaguardar los intereses del primer gobierno aprista que se vio envuelto en serios incidentes vinculados a la violación de los derechos humanos, como es el caso emblemático de la matanza de los penales en 1986.

Otra evidencia de los rasgos represivos y autoritarios del actual gobierno se patentiza en los intentos reiterados y sistemáticos por tratar de desaparecer al SUTEP, sindicato de docentes que más allá de sus problemas internos, ha significado un serio problema para el gobierno de Toledo y seguramente lo seria para este en los intentos por privatizar la educación publica. El gobierno García a tratado de quebrar al viejo sindicato de maestros primero a través del colegio de profesores, instancia paralela a la cual el gobierno le pretendía dar la misma funcionalidad del sindicato, y posteriormente a través de la evaluación de docentes, con la cual no solo se pretendía desprestigiar a la dirigencia sindical sino también restarle base social al sindicato utilizando el chantaje del examen para coaccionar a los maestros y desarraigarlos de su militancia sindical. Estos intentos por acabar con el SUTEP, en sus dos variantes tanto Patria Roja como Huaynalaya, se dan, como ya dijimos, en la perspectiva de privatizar la educación pública a través de la municipalización de la misma. Lamentablemente la inadecuada respuesta de la dirigencia sutepista al no politizar el problema le ha permitido al gobierno ganar la primera batalla.

Existen otras muestras de la creciente voluntad autoritaria y centralista del actual gobierno como por ejemplo trasladar las funciones que cumplía el Consejo Nacional de Descentralización (CND) a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), con lo cual y ante la existencia de gobiernos regionales independientes y en su mayoría de oposición al gobierno central, coaccionarlos vía los presupuestos regionales para que se alineen con la política del gobierno. Igualmente tenemos el reciente cambio arbitrario del fiscal Edgar Chirinos - encargado de investigar el caso de los asesinatos en el Frontón - y quien se encontraba a punto de emitir en estos días un pronunciamiento a favor de que se presentara una denuncia penal contra Alan García y contra Giampietri, que aparecen como presuntos autores intelectuales de los hechos que se investigan.

En conclusión diremos pues que el presente gobierno pretende sofocar el fuego de la movilización social, con el fuego de la represión, la penalización de la protesta y el autoritarismo. Aunado a ello podemos ver, como otro rasgo característico de este gobierno, la búsqueda de una concentración cada vez más omnímoda de poderes en el ejecutivo a fin de facilitar la aplicación de manera vertical y centralista de los planes propios de la ortodoxia neoliberal.

¿Qué hacer?

Claro esta que de mantenerse la dispersión y despolitización de las luchas sociales muy poco podremos hacer para frenar la arremetida del actual gobierno, con lo cual no solo se precarizaran aun mas las condiciones de vida de la gran mayoría de peruanos, sino también se pueden terminar perdiendo los pocos derechos políticos, económicos, sociales y culturales que aun nos quedan y que fueron dignamente conquistados en su momento por el movimiento obrero y popular.

Una forma de organizar y centralizar las diversas luchas sociales, que tienen como causa común al neoliberalismo, es reafirmar y profundizar el programa antineoliberal y antiimperialista que puso en la agenda política nacional Ollanta Humala Tasso en las elecciones presidenciales del año pasado, con lo cual logro por un momento polarizar al país. A partir de ello creemos que es necesario reagrupar a las diversas organizaciones políticas y sociales que luchan contra el neoliberalismo para construir un Frente Único antineoliberal y antiimperialista que oriente y politice la lucha de nuestro pueblo.

Ahora bien, la iniciativa mas importante en la construcción de ese gran Frente Único antineoliberal y antiimperialista recae hoy en el Partido Nacionalista Peruano y en Ollanta Humala, no solo porque fue el y su organización los que, como ya lo dijéramos anteriormente, polarizaron el país en las elecciones presidenciales pasadas, sino también porque son considerados en el imaginario popular como figuras de oposición al aprismo y al neoliberalismo y facilitarían el reagrupamiento.

Para que esto pueda darse realmente es necesario que el Partido Nacionalista Peruano supere los errores cometidos en las elecciones municipales y regionales de noviembre último que le llevaron a un sendo fracaso (de los cuales ya hablamos en dos artículos anteriores), esto a nuestro modesto entender solo se dará si Ollanta y el Partido Nacionalista Pasan a la ofensiva y se convierten en oposición real a este gobierno retomando para ello el programa inicial de las elecciones presidenciales y si el Partido Nacionalista Peruano se reestructura democráticamente desde las bases dando apertura a otras organizaciones sociales y políticas en su seno que compartan total o parcialmente su programa y su táctica de lucha.

En otras palabras, creemos que el Partido Nacionalista Peruano, considerando la coyuntura actual, no debe ser una organización cerrada ni jerarquizada rígidamente, sino mas bien amplia a todos los sectores que quieran organizarse para luchar contra el neoliberalismo, con carácter de Frente Político, ya que de lo contrario se pueden repetir experiencias sectarias y excluyentes que a lo único que ayudarían es a desprestigiar el nacionalismo y a fortalecer la política del gobierno de turno, postergando así la posibilidad de construir una genuina herramienta política del pueblo y de los trabajadores que permita materializar la ansiada liberación nacional y la gran transformación social que las grandes mayorías demandan.

Tacna, 30 de enero del 2007