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La “renta básica” y las ambiciones de Telefónica.
PERÚ EN MANOS DE UN CHARLATÁN DE PLAZUELA.
Por: Carlos Angulo Rivas.
El congreso de la república aprobó la ley que elimina la ’renta básica’ en los servicios telefónicos. La llamada renta básica es un cobro ilegal por más de diez años; y por consiguiente, indebido que ha permitido a la empresa española Telefónica del Perú recuperar sus inversiones en un tiempo record ni siquiera esperado por ellos mismos, aparte de las millonarias utilidades que se registran. Y esta aprobación de la ley en el congreso no ha sido simple sino por mayoría calificada o absoluta de 2/3 de representantes (80 votos a favor) a fin sea promulgada por Alan García, sin pretextos de ninguna clase. Sin embargo, la ambigüedad del bribón de siete suelas es evidente: ’vamos a lograr la eliminación de la renta básica’ ha dicho solemnemente el charlatán de plazuela agregando a continuación: ’estamos de acuerdo con el fondo de la ley aprobada pero el gobierno hará llegar al Congreso ’de inmediato una propuesta mejorada que permita eliminar la renta básica, pero sin poner en peligro el flujo de inversiones que nuestro país necesita’.
Sin dar muchas vueltas al asunto y en breve Alan García no promulgará la ley sino la devolverá con las enmiendas hechas por los empresarios de telefónica en ’conversaciones’ con su secretario privado Jorge del Castillo. En resumidas cuentas la empresa extranjera se impone descaradamente al Congreso de la República con la anuencia de un gobernante doble cara y negociador de la suya (la del cuánto hay) si se tiene en cuenta que a los pobladores de Vitarte les dice una cosa y a los empresarios la verdad de la milanesa que es simplemente cambiar de nombre al cobro indebido, que de ’renta básica’ pasará a ser por concepto de ’conexión de telefonía.’ La maniobra típica de estos sujetos truhanes en el gobierno será solicitar una rebajita a la tarifa básica para hacer creer que hicieron justicia a favor de los sufridos pobladores. Así con mentiras descomunales gobierna y gobernará el ’ladrón de cuatro esquinas’ y su camarilla de incondicionales. Además, el nombre cambiado para seguir con el cobro indebido no resiste el menor análisis. El concepto de ’conexión de telefonía’ es por una sola vez, la instalación de la línea, de ninguna manera una pago fijo mensual similar al de la ’renta básica’ que el congreso acordó anular por ley expresa.
La verdad es que nadie confía en García Pérez como tampoco en su secretario privado Jorge del Castillo, menos aún cuando existen abundantes signos exteriores de riqueza en sus manos y en las de su camarilla, gracias a la política como negocio que practican, es decir, a la del asalto al estado. Las pruebas innegables son los millonarios réditos obtenidos y exhibidos que no fueron ganados con el sudor de la frente. Los negociados del primer gobierno de Alan García lo hicieron millonario y criminal. Hay vicios y desenfrenos que no se curan, por eso al asumir la precaria presidencia de la república de hoy, apoyado por los empresarios corruptos, las transnacionales y la embajada Norteamérica en Lima, el manilargo cleptómano pretende seguir en las mismas artes llenándose los bolsillos y las arcas secretas propias y las de sus incondicionales. Así se han tratado y así se tratan los negociados en el país mientras la clase política tradicional esté en el gobierno.
Los tratos a puerta cerrada llaman a sospecha, las negociaciones de conciliar voluntades o las conversaciones con empresarios transnacionales también. Alan García y Del castillo ya la hicieron con las empresas mineras que aceptan dar ’óbolos voluntarios’ en vez de pagar sus impuestos y regalías de acuerdo a ley. ¿Cómo fue el negocio? Nadie lo sabe. Ahora, con ambigüedad increíble Alan García dice estar de acuerdo con ley de nulidad de la ’renta básica’ de telefónica, pero en vez de promulgarla quiere conversar, negociar, robar y acordar. ¿Acaso se siente este sujeto de malos antecedentes más claro que los miembros de la comisión especializada del parlamento que han estudiado el caso de telefónica durante varios años? ¿Puede haber claridad y transparencia en discusiones a puerta cerrada de hombres tan corruptos como García Pérez y su secretario Jorge del Castillo? Por supuesto que no.
La única claridad y transparencia que el gobierno puede dar es la aplicación de la ley. Ya sea con las empresas mineras o con las de servicios como la telefónica. Todo lo demás es nebuloso a pesar de las promesas públicas de engatusador circense a las que acostumbra Alan García. Aquí no hay ni riesgo país ni miedo de los inversionistas (ahuyentar las inversiones como dicen) ni otras macanas para hacer pasar gato por liebre. Los inversionistas invierten porque van a ganar lo que deben ganar como en los países industrializados, no a robar como lo hacen en el Perú y otros países, cuyos gobernantes son como Fujimori, Toledo o García Pérez. La ’estabilidad jurídica’ es otro de los argumentos amañados para no hacer lo que el país debe hacer; téngase en cuenta que los contratos de las privatizaciones, de las inversiones y de las concesiones, han sido revisados y cambiados más de un vez, siempre a iniciativa de las empresas para beneficio de ellas mismas. ¿Por qué se niega la iniciativa del Estado en revisarlos, lo que redundaría en beneficio de la nación entera y sus ciudadanos? García Pérez no puede seguir engatusando y seduciendo con su demagogia barata y lucrativa para sus arcas repletas de dinero mal habido. No puede ponerse encima del parlamento a capricho de sus negociados y debe promulgar la ley tal cual fue entregada a su despacho; de lo contrario se demostraría que la bancada aprista es una recua de animales amaestrados que ayer votaron con la bancada UPP-PNP y hoy para darle gusto al villano domador de palacio de gobierno lo harán con los fujimoristas y los derechistas de Unidad Nacional que estuvieron en contra de la nulidad de la ’recta básica’.
García Pérez debe promulgar la ley; y lo único negociable es la devolución a los usuarios de los cobros indebidos de la llamada renta básica. Devolución que bien podría hacerse por cómodas armadas mensuales con cargo al consumo.