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ALAN Y EL BOLSIQUEO.
Por: Iván Salas Rodríguez.
“Esta habilidad en engañarse a uno mismo, que ayuda a vivir a la mayor parte de los mortales...” (Francois Mauriac: Nudo de víboras).
El Dr. Alan García ha dispuesto como Presidente de la República la AUSTERIDAD en los gastos del Estado. El tope del sueldo será 15 mil soles (un poco más de 5 mil dólares mensuales). Se clausuró el Instituto de Investigaciones Constitucionales del Congreso Peruano, han sido despedido además el peluquero, el masajista y el lustrabotas, las oficinas estatales ya no podrán imprimir en color. Sospecho que se viene el decreto supremo que prohiba a los empleados estatales ir más de una vez al día al baño, así nos ahorraremos papel higiénico.
La austeridad es necesaria, esto es indudable, pero de allí a que esta medida sea el leitmotiv para lograr el desarrollo nacional hay una gran distancia. ’Bolsiqueando a la gente no lograremos despegar’, me comentaba un amigo economista. Efectivamente, sacar plata de un bolsillo para pasarlo a las arcas fiscales no es suficiente.
El Perú como país periférico, subdesarrollado, país que es atracción acariciada del capital especulativo que concentra la riqueza en pocas manos, generando además un alto crecmiento hacia afuera, seguirá gateando en círculo si no se toman medidas correctivas al actual modelo económico. Si las CASUAS de la crisis siguen intactas, ENTONCES, la crisis seguirá reproduciéndose.
El Dr. Alan García ofreció en su campaña electoral revisar los contratos de las transnacionales que se llevan casi todas las ganancias. Hoy cambió de opinión, en el caso de la minería, ha convocado a las empresas mineras a una mesa de diálogo para solicitarles una colaboración voluntaria. Esto es terrible porque el Estado se limita a mendigar recursos y pedir propinas abandonando su rol soberano.
’El siglo XXI va a ser feroz, pobres de aquellos Estados débiles’ advierte Immanuel Wallerstein. Necesitamos un Estado eficiente, soberano, que gobierne pensando en las mayorías. Es hora de entrar al círculo virtuoso del desarrollo, salir del modelo primario exportador como gran panacea, para logralo es necesario aprovechar nuestros recursos naturales estratégicos que capitalicen nuestro mercado interno, orientar más recursos para actividades productivas hoy abandonadas: agricultura, industria, agroindustria, infraestructura productiva, bionegocios, soporte científico-tecnológico, construcción, mejorar servicios de salud, educación, transportes, elevar los sueldos de sobrevivencia.
Tenemos los recursos y la gente para lograrlo, la propuesta de llenar la alforja con limosnas está condicionada al fracaso por los siglos de los siglos. Amén.