7 de octubre de 2023

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EL GENOCIDA VUELVE AL PERÚ, ¿QUÉ CELEBRAMOS?

Por: Ivan Zuñiga Castro (*).

30 de septiembre de 2007

La extradición del dictador Alberto Fujimori puede tener resultados adversos a quienes esperan que se haga justicia por sus crímenes de lesa humanidad y otros delitos comunes.

Los jueces chilenos al fin han dado orden de extradición al repudiado genocida y ex-dictador Alberto Fujimori. Pero a los vecinos del sur todavía les queda un poco de autosuficiencia emanada de su triunfo vesánico contra el Perú en la guerra del Pacífico. ¿Quieren darnos órdenes en cuanto a lo que se va a juzgar en tribunales peruanos? Algo tiene que estar pasando en las altas esferas de poder, algo que se consulta en Washington, cuando no se reciben órdenes de la Casa Blanca, para que la extradición salga disparada como por un tubo. Seríamos muy tontos si cantamos victoria cuando en la puerta del horno está a punto de quemársenos el pan.

CIUDADANO CLASE "A-1"

El procurador Carlos Briceño dice que no se debe permitir ningún trato inhumano ni degradante al ex presidente Fujimori. Cuando los periodistas le insisten para que aclare en qué consistirían estos tratos, Briceño dice que no se debe permitir que sea trasladado a una prisión vejatoria, degradante, como Lurigancho y después corrige agregando con retraso: "donde puede peligrar su vida". Hay ciudadanos que por haber cometido delitos menores y no ser "alguien" sí pueden ir a parar a Lurigancho, donde realmente peligra la vida de Pérez, Mamani, Jiménez, Vilca, López, Huallanay, Castro, Quispe, Rodríguez y todos los ninguno-nadie o etcéteras. Viene así este preso con corona, con el camino de la impunidad preparado por Alan García, absuelto de genocidio contra presos políticos.

¿EL EXPRESIDENTE O EL EX DICTADOR?

Casi ningún abogado, casi ningún periodista, se refiere a Fujimori como el ex-dictador. La denominación de este reo tiene mucho que ver con el manejo del subconsciente colectivo, en perspectiva de que el caso tenga una solución política, más allá de lo judicial. Ya se está allanando la posibilidad del indulto o del juicio amañado: le dicen el "ex-presidente", no sólo periodistas y juristas, sino gente del gobierno como el cabezón Gonzáles Posada y Mauricio Mulder.

Fujimori podía ser denominado "ex-presidente" al día siguiente que perpetró el autogolpe de Estado del 05 de abril de 1992. Hoy, de ninguna manera. Es un delincuente y como tal debería ser tratado. El primer delito cometido contra los poderes del Estado vicia sus siguientes actos de gobierno, hasta el fin de su mandato arrebatado al país.

Puede comprenderse que sus cómplices manifiesten a la prensa: "Que se le de un trato de acuerdo a su alta investidura"... "Que no sea recluido en cualquier lugar"... Pero es inaceptable en personas que supuestamente han estado en contra de la dictadura cívico militar de Fujimori y Montesinos.

LA DERECHA SE REFUERZA

Sería iluso pensar que la derecha está dispuesta a juzgar a Fujimori sin contemplaciones. Éstas (las contemplaciones) ya existen. La derecha necesita de un refuerzo del fujimorismo para compensar la crisis del principio de autoridad que impera en el país. Tanto paro, tanta huelga, las comunidades contra las mineras, el cuento del chavismo infiltrado hasta en la sopa, etc. Los fujimoristas son su ejército de reserva. Los fujimoristas pueden abrir botellas de champagne y reventar fuegos artificiales, pues su líder está en territorio peruano con tratamiento preferencial. En síntesis: los conservadores ya tienen un líder alternativo a Alan García. Como los fusibles, se cambian en caso necesario.

LOS MALOS DE LA PELÍCULA

La condena ha sido explícita desde las primeras horas de conocerse la extradición. Se trata de descalificar a todas las organizaciones defensoras de los derechos humanos, a las ONGs, a la llamada izquierda caviar, etc. Los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado no pertenecen a las ONGs. Los millones de peruanos que vieron conculcados sus derechos no son parte de la izquierda caviar. Las organizaciones de derechos humanos, unas son de cal y otras de arena. Lo importante es que existan mecanismos independientes de la autoridad omnímoda del Estado para reclamar por los derechos del ciudadano común y corriente.

¿QUIÉN ACABÓ CON EL "TERRORISMO"?

Alguien va a responder: ¡Fujimori!... Pero lo cierto es que la guerra interna la libraron millones de peruanos implicados en un bando o en otro. Si se trata de contra-subversión, los ronderos reclamarán que estuvieron en primera fila desde 1982 con armamento rudimentario. Los policías y militares también. Pero lo que ha demostrado la historia es que ni las masacres de los penales perpetradas por Alan García en 1986 como por Fujimori en 1992, ni las torturas y desapariciones, disminuyeron en algo la violencia subversiva. El arrasamiento de pueblos como Accomarca, Umaru, Bellavista, Cayara, Bolsón Cuchara, etc., en nada apaciguó el conflicto. No se puede apagar un incendio con gasolina. La violación de derechos humanos no derrotó a Sendero Luminoso, sino un operativo sin sangre y sin disparar un solo tiro: la captura de Abimael Guzmán, que según todos los testimonios fue un operativo a espaldas de Fujimori, terminó con la guerra del PCP-SL. Cualquiera dice: Si hubieran actuado así desde el comienzo, hoy no acusaríamos de genocidio a tres presidentes.

¿POR QUÉ NO ACTUARON ASÍ?

Al fin se sabe que Abimael Guzmán Reynoso, el camarada Gonzalo, estuvo a punto de ser detenido más de dos veces. Usted es un ingenuo si cree que los generales estaban empecinados en encontrarlo. Esperamos que algún día se revelen las cuentas secretas del PCP-SL y el país se entere de la corrupción de militares y policías para quienes la guerra fue un gran negocio. Recibían sobornos, pues. Vendían información, pues. Se hacían de la vista gorda, pues. ¿Alguien se puede construir caserones en La Molina con sueldo de militar? Hubo generales que defraudaron a sus tropas robándose los viáticos que daba el Estado para soldados y policías en zonas de emergencia. Estamos hablando de grandes cuentas, no de cajas de alimentos. Los soldados y sinchis se convertían en bandoleros para sobrevivir y luego les daban una explicación: así es la guerra, conserva el espíritu de cuerpo, no sirvas a la subversión, no seas cobarde. Hubo otros generales que negociaron directamente con la subversión y con el narcotráfico. Así participaron de un ajedrez misterioso o también del viejo juego de las escondidas. El tráfico de viáticos, la compra-venta de armas y pertrechos, la corrupción del narcotráfico y el soborno, prolongaban la guerra en provecho de unos cuantos.

NO SE LE OCURRIÓ A FUJIMORI

El operativo que apresó a Guzmán, arruinó a varios bussines-man. Incluso ésta no fue la aventura desinteresada o heroica de un grupo de honestos policías, sino la reserva guardada por determinados grupos de poder dentro de los servicios de inteligencia, delicada información estratégica destinada para que la aproveche un presidente "de confianza". Obviamente "de confianza" para las FFAA. Cualquier victoria de esta envergadura es una victoria política, por lo tanto puede aprovecharse políticamente; no convenía darle lauros de triunfos ajenos a quien no acata la voluntad de las FFAA. A un presidente sometido al poder de la civilidad, no le habrían dado tan preciada mercancía. Eso, como las vírgenes que lloraban por orden de Montesinos, es algo reservado para los que ejecutan órdenes de los cuarteles.

PERO SE VIENE, ¿QUIEN LO DETIENE?...

“El chino vuelve, reza el lema de campaña de los fujimontesinistas. Está próximo a arribar a aeropuerto peruano y sus seguidores tienen la oportunidad de marchar con banderolas, convencer incautos y dudosos, ser entrevistados los cadáveres políticos. Y será llevado a la prisión de la Base Naval del Callao, seguramente, pero sin los castigos físicos y sicológicos que este nisei impuso a sus prisioneros de guerra. Esta es una oportunidad de que la derecha autoritaria, en la cual se alinea Alan García, pueda reacomodarse con el bloque hegemónico de poder, el que controla las finanzas. La alternativa política de recambio para el 2011 ha empezado a definirse. El neoliberalismo planifica la sustitución. Cuidado que se precipite por necesidad de los poderosos.

(*). Ivan Zuñiga Castro, es presidente de la tesistas e investigadores de la Universidad de San Marcos.