7 de octubre de 2023

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ALICIA ALONSO Y EL SECRETO DE LA ETERNA JUVENTUD.

Por: Ismael S. Albelo (*).

15 de septiembre de 2006

El reposo es antagónico con la danza. Por eso el reposo es una condición inexistente en los salones del Ballet Nacional de Cuba (BNC). En estos momentos la compañía se prepara para una extensa gira internacional y, por otra parte, se ensayan nuevas coreografías que se presentarán en el próximo Festival Internacional de Ballet de La Habana, a iniciarse el 28 de octubre, fecha del aniversario 58 de la fundación de esta compañía, una de las más prestigiosas del mundo.

Su directora, Alicia Alonso, encabeza ese rechazo al reposo. Su trabajo diario no sólo se limita a su cálida oficina azul, sino llega hasta los propios salones, tomando ensayos, creando coreografías, supervisando las obras de remodelación de la vieja casona del Vedado habanero o asistiendo a las funciones que el BNC ofrece en las primeras semanas de agosto en homenaje al aniversario del asesinato de Federico García Lorca, como despedida antes de la tourné estival.

Sin embargo, entre las múltiples ocupaciones que la mundialmente célebre prima ballerina realiza cada día -porque como relevante figura pública dentro de la vida cultural y política cubanas, se traslada hacia actividades culturales que reclaman su presencia, presentaciones en actos públicos, homenajes, conferencias-, la Alonso hace concesiones a los periodistas en sus pocos momentos libres.

En uno de esos momentos me atreví a irrumpir en su cálida oficina azul, grabadora en mano, y ella, amablemente, me respondió algunas preguntas. Desde el saludo de una calurosa mañana de agosto, Alicia muestra sus fórmulas credenciales para dirigir y desarrollar el BNC:

Ismael Albelo (IA): Buenos días, Alicia. ¿Cómo está? ¡Trabajando, como siempre, mucho!

Alicia Alonso (AA): Buenos días, Albelo. Yo no diría “trabajando” yo diría “viviendo”.

IA: Como es habitual, el BNC sale de gira en breve. ¿Qué países visitará y cuál será el repertorio a presentar?

AA: Hacia finales de agosto partimos para Londres donde vamos a tener dos semanas de funciones en el teatro Sadler’s Wells. Nos han pedido Don Quijote y que repitamos, la magia de la danza.

Después vamos a Egipto, donde nos han pedido una semana en septiembre, también con’’ La magia de la danza’’, y de ahí vamos a Madrid donde estaremos tres semanas, con un repertorio muy rico: empezamos con ’’El lago de los cisnes’’, después tenemos un programa donde hay varios ballets míos y cerramos la gira en España con’’ Giselle’’. El programa con mis coreografías incluye obras como’’ Verbum,’’ el pas de deux de mi versión de Romeo y Julieta, o sea del ballet ’’Shakesperare y sus máscaras’’, y el estreno fuera de Cuba de’’ La flauta mágica’’. De ahí, tomamos el avión y volamos rápidamente a Cuba para empezar el 20 Festival Internacional de Ballet de La Habana. Tenemos más o menos diez días antes que empiece el Festival, así que tenemos un trabajo muy intenso de ensayos generales y de todo lo relacionado con el evento.

IA: ¿Qué novedades trae este Festival?

AA: En este Festival tenemos muchos estrenos, prácticamente cada noche tenemos uno, de coreógrafos extranjeros y nacionales. Yo tengo dos estrenos: un ballet que he dedicado a Carla Fracci, la primera bailarina italiana, que he titulado ’’Desnuda luz el amor’’; y otro ballet que me tiene con gran entusiasmo,’’ Cuadros en una exposición’, con música de Mussorsky, en el cual doce de nuestros mejores pintores cubanos -conocidos en Cuba e internacionalmente- están haciendo los cuadros que se verán en movimiento, no solamente el del cuadro sino el movimiento creado por los bailarines.

IA: El Festival comienza el 28 de octubre, día de la fundación del BNC. Este año se celebra el aniversario 58 de la compañía. ¿Qué recuerda Ud. de todos estos años enfrascada en la difícil empresa de crear el ballet cubano?

AA: En la historia del ballet, para cualquier compañía del mundo o cualquier escuela del mundo, 58 años no son nada prácticamente. Pero para nosotros que somos de este país tan pequeño, ha sido muy duro y lo que hemos logrado en 58 años aquí en Cuba, todos los cubanos, ha sido muy grande, muy grande.

En los inicios nos llamaron muchas cosas. A mí personalmente me dijeron: “Estás loca, vas a sacrificar tu carrera como bailarina, tú estás para irte para afuera y conquistar triunfos y no para estar ayudando a la compañía”, y a muchos otros les dijeron otras cosas. Pero yo solamente no me quedé aquí, sino que pude hacer las dos cosas, yo pude hacer mi nombre y pude hacer el BNC junto a otros compañeros, uno era Fernando Alonso -que era mi esposo entonces-, y con otras personalidades pudimos crear bailarines, pudimos crear una compañía, pudimos crear una escuela, se pudo hacer tanto, tanto de nuestros ideales.

Cuando yo venía a Cuba yo ensayaba a las primeras figuras, les ensayaba los estilos, ensayaba el cuerpo de baile. Yo siempre me he aprendido todos los ballets, he tenido muy buena memoria y le enseñaba los grandes clásicos a toda la compañía. Y después, en los momentos duros de la dictadura de Fulgencio Batista, la compañía estaba pasando momentos muy difíciles, e incluso en esos momentos empecé a hacer hasta coreografía para el ballet.

IA: ¿Recuerda algo especialmente difícil de esos tiempos?

AA: Recuerdo, por ejemplo, que cuando empezamos con las primeras ideas de hacer el ballet, ningún padre quería que sus hijos fueran profesionales; querían que fueran abogados, médicos, arquitectos, pero ¡ballet!, eso les sonaba muy mal. Y las mamás querían que sus hijas bailaran nada más que en las fiestas de fin de curso, pero que no bailaran en el escenario como profesionales.

Tuvimos una lucha muy grande pues todo era privado y amateur. Estaba la Sociedad Pro Arte Musical, que trataba de hacer las funciones de fines de curso y llegó a hacer muchas funciones de ballet. Ahí fue donde empezamos nosotros, ahí empecé yo. Pero cuando llegamos a ser profesionales, empezamos con artistas extranjeros que estaban de acuerdo con nuestra opinión artística, con los conceptos artísticos que teníamos para una compañía. Pero no teníamos dinero y no teníamos escuela, porque las escuelas eran privadas y no querían ayudarnos. Tuvimos que abrir una escuela nosotros.

Entonces, a toda persona que tenía talento les dábamos becas. Nos salía carísimo, por esa razón es que yo tenía que seguir bailando fuera y trayendo el dinero para sostener la escuela y las personas de talento, pero lo logramos, aunque lo que nos faltaban eran los hombres.

IA: ¿Y después de 1959?

AA: Con el triunfo de la Revolución nos pusimos la meta de hacer charlas didácticas y nos metimos por todas partes, por el campo, por el Batallón Fronterizo, por las fábricas, por todos lados, explicando lo importante que era la danza, qué cosa era la danza, qué cosa era el ballet, cómo se escogían los muchachos, qué es lo que hacían, cuál es el valor de su cultura, de su arte.

En esta etapa la primera coreografía que hice fue un pas de deux. Yo decía: “Tiene que ser algo que pueda demostrarle a los compañeros, a los trabajadores y a los estudiantes, lo que estamos haciendo, que puedan entender lo mucho que se puede decir por medio de la danza y del ballet en este caso. E hice el ballet’’ La carta,’’ inspirado en la Campaña de Alfabetización que se realizaba en Cuba. Trataba sobre un compañero que estaba luchando en el Escambray y recibía una carta de la novia, y él no sabía leer. Él trataba de leer la carta y ella también, cuando la recibía, porque tampoco sabía leer.

Y así es como hemos ido logrando poco a poco que se fueran incorporando, que trajeran a los niños a estudiar. Costó mucho que las mamás se conformaran y se sintieran orgullosas que las niñas fueran profesionales.

Hoy día el BNC es un honor para Cuba, un honor para nuestro pueblo y es un honor para nuestros bailarines. Después del triunfo de la Revolución tuvimos las escuelas, el teatro, todo. Esa fue la segunda etapa en la cual nos dedicamos a buscar los alumnos, en que hicimos todas esas charlas y todos esos encuentros en el interior del país.

Entonces el problema era demostrarle al alumno que tenía que ser artista, cómo era el arte, cómo era el trabajo y esa ha sido la parte más difícil después, que han tenido todo y que han tenido la facilidad de -aquel que tenía talento- estudiar ballet, y de tener buenos profesores que se fueron desarrollando con el tiempo, esa es la etapa más difícil ahora.

IA: ¿Cómo ve la proyección internacional del ballet cubano?

AA: La escuela ha tenido mucho éxito y se dio a conocer en el mundo entero como una de las mejores escuelas: la escuela cubana de ballet, que es el producto de lo que es la compañía, el BNC, porque no se reconoce una escuela completa si no tiene una compañía que la refleje, y en nuestra compañía se reflejan los bailarines hechos, porque se estudia en la escuela su técnica y en la compañía se hace su arte.

Aquí se han hecho coreógrafos de nivel internacional, bailarines, y aquello que nos había costado tanto trabajo en una época, buscar a los varones para que estudiaran ballet, resulta que en estos momentos Cuba es el centro que más bailarines varones produce y están siendo reclamados por todas partes del mundo.

Me parece maravilloso que a 58 años el logro sea tan fabuloso. Cuando otras compañías tienen 200 y 250 años de tradición, nosotros lo hemos hecho en 58. Desde luego, que por ser un país pequeño y con tantas desventajas del mundo que nos rodea, teníamos que hacerlo muy rápido. En Cuba hay que hacer las cosas rápidas y bien, y el BNC es un bello reflejo de eso.

IA: Alicia: ¿qué es la danza para Ud.?

AA: ¿Qué es la danza para mí? Es algo muy importante, porque es mi vida. Yo creo que todo el mundo en la vida tiene que tener mucha riqueza y muchas cosas que ofrecer, pero uno tiene que tener una razón de lo que puede dar mejor en la vida, lo que uno puede hacer mejor, lo que hay que encontrarlo. Y yo lo encontré en la danza.

La danza en todos los sentidos: como técnica, como baile, como profesora, como coreógrafa, como todo, es que la danza es muy completa. Toda ella es mi vida. A mí hay otras muchas cosas que me encantan como a todos los seres humanos, pero comprendo que eso es lo que mejor yo puedo darle a la vida.

IA: Ud. ha sido siempre una mujer muy soñadora, pero que ha visto siempre realizados sus sueños. ¿Cuáles son los sueños de Alicia Alonso para el futuro?

AA: Yo no tengo sueños: yo tengo realidades. Lo que yo sueño, todavía no lo he soñado y ya lo estoy ejecutando. Yo no espero para mañana lo que puedo hacer hoy.

Es el BNC, es la danza en Cuba, es tener varias compañías en Cuba en varias provincias, el desarrollo de la danza en sí, como un gran movimiento. Y salud para el cuerpo y para la mente de nuestra juventud.

Ante esa vitalidad y su compromiso de vivir 200 años, la magia de sus manos, de sus ojos, de su verbo elocuente, cautivan aún a aquellos que de algún modo hemos trabajado a su lado durante años. Su magisterio no se circunscribe al aula o a la escena: está en su propia vida, en su historia, en sus sacrificios y en sus triunfos. Alicia, esa artista intermporal, me responde finalmente:

IA: ¿Cuál es el secreto de su eterna juventud?

AA: ¿El secreto de mi eterna juventud? Muchas gracias por decirme eso. Pero yo creo que no es juventud sino es amor a la vida lo que me mantiene todo este tiempo creando y sentirme necesaria a los demás, hacia mi carrera, hacia los demás, compartir mi experiencia. Yo creo que ese es el secreto de mis vitaminas para la vida.

La Habana, Cuba, agosto de 2006

(*). Sitio web de Cubarte. El Portal de la cultura cubana.