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PALESTINA: AL FATAH TRAICIONA AL PUEBLO.
Por: Abel Samir (*).
Bajo el brutal asedio militar del sionismo israelí, bajo el bombardeo indiscriminado de la población palestina por tanques, aviones y helicópteros artillados, el partido Al Fatah, con la presidencia de Abbas traiciona los intereses del pueblo palestino.
Al Fatah, aparentemente lucha por los intereses palestinos, pero lo hace, en verdad, en defensa de sus intereses hegemónicos más que los intereses nacionales. Vemos como en forma vergonzosa se suma hoy en día a los dictados de Israel y del Imperio norteamericano de que se reconozca a Israel el derecho de existir en los territorios que siempre han sido de su pueblo, desde milenios, cuando los palestinos vivían en esa zona agrupados en los pueblos cananeos y filisteos.
Al Fatah se niega a formar un gobierno de coalición con Hamás porque teme perder la influencia que tenía anteriormente y que perdió por sus malos manejos de las ayudas económicas que les aportaban los organismos internacionales, amén del despotismo de sus autoridades y la falta de respeto a los derechos humanos en los cuarteles de policía que estaban bajo su jurisdicción.
A esta organización poco le interesa que Palestina pueda enfrentar unida a Israel, sabiendo de que su política es del todo suicida ya que permite al gobierno sionista continuar acrecentando los asentamientos de colonos en los territorio ocupados desde 1967.
Se conoce que ha habido individuos de Al Fatah que tienen muy estrechas relaciones con la CIA norteamericana y eso ha sido vox populi, sin embargo, aparecen como enemigos del imperialismo. Ayer era considerado Al Fatah como una organización terrorista, hoy es el “amigo del pueblo judío” que tiene una política “realista” frente al problema de Israel. Y a pesar de serlo, parece incongruente que sean precisamente sus fuerzas las que bombardean el territorio de Israel con esos cohetes que no hacen daño y que justifican la represión israelita sobre la población y especialmente sobre las autoridades palestinas que son casi todas miembros de Hamás.
La visita de Tony Blair a Israel y a Palestina no tiene otro objeto que presionar a Hamás para que ceda su política y reconozca a Israel el derecho a ser un Estado dentro del territorio de Palestina, es decir, a una política que claramente implica la pérdida de toda esperanza a la edificación un Estado Palestino independiente y soberano. Tony Blair quiere aparecer ante su partido -que hoy lo critica por su política en Oriente Medio que ha sido sólo una política de comparsa al aventurerismo de Bush- como un individuo autónomo (y no un perrito faldero como lo dicen muchos) y mediador en los graves problemas del Oriente Medio que tienden a complicarse más y más, y tienden a transformar toda esa zona en un campo de batalla, con el consiguiente deterioro de los gobiernos árabes que aparecen apoyando la política demencial de Bush. Gobiernos que pierden cada día el apoyo de sus masas. Sabemos que ningún gobierno, ni siquiera los dictatoriales pueden mantenerse eternamente en el poder del Estado si no cuentan con un mínimo de consenso de sus masas populares. El peligro es evidente y eso preocupa no sólo a esos gobiernos pro-USA, también a los aliados europeos que ven en esa zona el comienzo de una tercera guerra mundial, una guerra entre el mundo musulmán y USA con sus aliados.
La economía mundial está en peligro y eso hace temblar a los capitalistas tanto yanquis como del resto del mundo globalizado. Todos dependen del precio del petróleo y éste ha estado yéndose hacia las nubes. La guerra de Irán, que se avecina a pasos agigantados es otra de las políticas demenciales de Bush que preocupa hoy en día a muchos gobiernos europeos, los que creen que con la presión psicológica de la amenaza de guerra va a doblegar a Irán. Pero se equivocan de plano si eso es lo que esperan. Irán no quiere la guerra, pero se prepara para afrontarla en mejores condiciones y no va a cometer los desatinos con que incurrió Saddam en Irak. No creo posible que los dirigentes iraníes vean en Bush buenas intenciones o que doblegándose vaya USA a suspender sus preparativos de bombardear las instalaciones nucleares del país. Bush está esperando que el consejo de seguridad de la ONU apruebe sanciones contra Irán, sanciones entre las cuales las militares están sobre el tapete y en primer orden de urgencia. Ya hace más de tres años que USA tiene la intención de iniciar una guerra de agresión contra Irán, ahora el asunto está cada vez más caliente y la opinión norteamericana todavía es favorable a una intervención de ese tipo. Puede que esa opinión sea muy escasa en medio año más, de manera que Bush sabe que debe apresurar su guerra.
La inevitable guerra contra Irán está estrechamente relacionada con Palestina e Israel. USA no puede permitir una potencia militar superior a Israel en esa importante zona estratégica. Menos aún que esa potencia sea musulmana y que domine la tecnología nuclear. Ese es el verdadero quid del asunto. El uso de la ONU y sus condenas a Irán sólo sirven de condimento a su política aventurera. Es el respaldo “legal” que USA necesita para hacer de esta guerra un asunto legal y que aparecería como de interés general de todos los pueblos que buscan la paz. Pero nada se dice de Israel, con gobiernos agresivos y un Estado armado hasta los dientes, además de armas nucleares y que ya ha atacado a sus vecinos cuando han empezado a desarrollar la energía nuclear. Toda la problemática de esa zona es, sin duda, un problema de Poder y de la continuidad del monopolio de ese Poder. Sobre todo, el monopolio del arma nuclear que Israel usa para atemorizar a sus vecinos e inhibirlos a su apoyo militante a Palestina.
Lo que parece también inevitable es que si Irán sigue desarrollándose como hasta ahora, y desarrollando no sólo su economía, sino también la técnica y especialmente la cohetería de aplicación militar, el predominio militar de Israel tendría sus días contados. Los pueblos árabes y los musulmanes en general, aunque son pueblos pacíficos y no guerreros como lo son todos los pueblos del mundo actual, perderían el temor de intervenir en favor de los palestinos, hoy por hoy terriblemente atacados militar y económicamente por el sionismo israelí.
Todo este cuadro fantasmagórico asusta a Blair y lo pone en tensión suficiente para que intente reestablecer unas conversaciones que no conducen a ninguna parte, ya que los sionistas están conscientes de su poderío militar y sólo desean fortificarse a costa de los palestinos. Para ellos todo este asunto es como un negocio de oferta y demanda, sólo que ellos no ofrecen nada y demandan todo a cambio. Y en este momento tan crucial, su dirección “revolucionaria”, que ha perdido el billete que les permitió construir mansiones y vivir lujosamente mientras el pueblo palestino pasa hambre, esta dirección de Al Fatah a cuya cabeza está Abbas, mira sólo por sus intereses egoístas y trata de entorpecer el proceso de unidad y de agravar la situación, por lo demás, terriblemente grave, de su pueblo. Yo que luché en el Líbano en 1976 junto a ellos, en el Ejército de Liberación de Palestina, no puedo menos que condenarlos y desecharlos hoy por su ciega política entreguista y traidora.
* Abel Samir es integrante del Círculo de Estocolmo.