7 de octubre de 2023

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EXTREMA DERECHA REPUNTA EN ALEMANIA.

Por: Gabriel Adrián.

22 de septiembre de 2006

El Nationale Partei Deutschland (NPD) - Partido Nacional Alemán ha logrado con un 7% de los votos válidamente emitidos ingresar al parlamento del Estado Federal de Mecklenburgo Pomerania en las elecciones que se celebraron el pasado domingo 16 de Septiembre. Con este triunfo se asegura un partido de la extrema derecha su participación en el tercer parlamento de un estado federal alemán, tras el Deutsche Volksunion (DVU) - Unión Popular Alemana en Brandenburgo y el NPD en Sajonia. De esta manera la extrema derecha se ha consolidado como una fuerza electoral de cuidado. El éxito de los nacional socialistas ha generado, a su vez, indignación en sectores progresistas alemanes y encendidas protestas de militantes grupos anti-fascistas.

El éxito del NPD ha puesto nuevamente sobre el tapete el debate sobre la consolidación de los partidos de la extrema derecha en el sistema electoral alemán. Variados son los argumentos de los analistas que pretenden explicar el repunte de la extrema derecha, especialmente en territorio de lo que fue la República Democrática Alemana (RDA), la llamada Alemania socialista. El argumento más usado son las altas de tasas de desempleo en la antigua Alemania Oriental que alcanzan en promedio el 20%. El paisaje en vastos territorios de Alemania del Este es desolador para los parámetros de la Europa rica. En algunas ciudades el desempleo llega al 50%, los jóvenes migran hacia grandes ciudades, principalmente de Alemania Occidental, en busca de empleo; las redes sociales han entrado desde la Caída del Muro en una crisis que no termina de agudizarse. En este contexto entra a tallar la extrema derecha.

Sin embargo, los partidos de extrema derecha no la han tenido fácil en Alemania del Este. Principalmente porque la gente sencilla del Este era reacia a políticos neonazis de la rica Alemania Occidental, mejor dicho a todo lo que representase Occidente. La escena neonazi en Alemania del Este se desarrolló a partir de los años 90 de manera constante, pero distante de los grandes partidos de extrema derecha: el NPD, el DVU y los Republicanos. Vastas zonas de la antigua RDA se convirtieron en “zonas nacionales liberadas” donde, en la práctica, grupos neonazis han ejercido el poder, aterrorizando a jóvenes de izquierda o simplemente a todo aquel que no siga su ideología. Diferencias ideológicas y una estrategia de supervivencia ante el seguimiento de Seguridad de Estado alemán ha determinado que los diferentes grupos neonazis no se hayan unificado. Cabe resaltar que estos grupos existen por el masivo apoyo que reciben de la población local. Observadores en procesos contra neonazis han manifestado que en muchas ciudades y pueblos de Alemania del Este grupos neonazis se apoyan en estructuras sociales: militantes neonazis son hijos, primos, sobrinos, amigos o vecinos del alcalde, sacerdote, policía, juez y fiscal. Esto explica en parte la falta de consecuencia con que estos grupos han sido combatidos por el Estado.

En los últimos años ha tenido lugar un acercamiento entre estos radicalizados grupos neonazis y los “grandes” partidos de la extrema derecha, especialmente el NPD. El NPD ha desarrollado un intensivo trabajo de jóvenes, acercándose a militantes neonazis, pero también a los jóvenes comunes y corrientes. Han fundado centros juveniles en muchas ciudades pequeñas y pueblos y llevan a cabo proyectos sociales para los sectores menos favorecidos. Resultado: el NPD repunta en las elecciones federales y comunales.

El argumento de la crisis económica como causa para el repunte de la extrema derecha en la antigua RDA queda, sin embargo, corto. Basta mencionar que la gran mayoría de militantes neonazis y de electores de partidos de extrema de derecha no son desempleados. Según estudios, el neonazi “típico” tiene trabajo estable y ejerce un oficio de mando medio. Según analistas del fenómeno hay causas explicativas que tienen que ver con el sistema político de la antigua Alemania Oriental. Al respecto mencionan las siguientes:

1) En la Alemania Oriental no hubo un real proceso de desnazificación. Basta preguntarse cuántos criminales de guerra nazis fueron sancionados. Aunque muchos más que en Alemania Occidental, el número es realmente insignificante. El discurso oficial era que los nazis fueron derrotados por los soviéticos. Esto ocultaba que el pueblo de Alemania Oriental fue el mismo que sostuvo a Hitler y se entregó a su vesania genocida y bélica por más de 12 años.

2) En territorio que fue la RDA existe un sentimiento de “colectividad” mucho más acentuado que en la parte rica de Alemania. Esto está relacionado no sólo con la ideología de la antigua RDA sino con la poca movilidad existente antes de la caída del muro de Berlín. El hecho que comunidades del Este sean sociedades más cerradas eleva la posibilidad de excluir a todo áquel que no pertenezca a una pretendido colectivo, sea este real o imaginario.
3) Valores promovidos por el antiguo Estado de la RDA como autoritarismo, nacionalismo y etno-centrismo coinciden con valores de la extrema derecha.

4) El derrumbe del “socialismo realmente existente” ha significado el deceso de un sistema que ofrecía a sus ciudadanos no solamente empleo sino también sólidas referencias socio-políticas basadas en seguridad, estabilidad y orden.

Estos factores sólo sirven para tratar de acercarse al fenómeno, de ninguna manera se trata de disculpar o justificar a los neonazis. Se debe resaltar, asimismo, la responsabilidad del Estado alemán, heredero del nazismo, que no implementa una política consecuencuente para combatir el neonazismo, la extrema derecha y el racismo contra immigrantes. Esto ha contribuido a que la extrema derecha se sitúe en el centro mismo de la sociedad alemana. A que sus partidos se vengan convirtiendo en una opción para el electorado alemán, para el alemán común y corriente, tanto en el Este como en el Oeste del país.