7 de octubre de 2023

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EUROPA SIN ROSTRO

Por: Xavier Caño Tamayo (CCS).

25 de noviembre de 2010

La crisis destruye en Europa más de siete millones de empleos. Pero Europa responde con “reformas estructurales”, que dejan indefensos a los trabajadores, retrocediendo décadas socialmente. Y reforman las pensiones, recortando derechos de los futuros jubilados.

En medio de ataques especulativos implacables contra la deuda pública (que de haber leyes justas llevaría a sus perpetradores a prisión), la Unión Europea acuerda quitar el derecho de voto a los países miembros que aumenten su déficit o no lo reduzcan bastante, según criterio de la muy neoliberal Comisión Europea. La misma Comisión que pide a los países europeos del Sur que refuercen su credibilidad ante los “mercados” con más “reformas” que reduzcan el déficit público y que se acelere la conversión de las cajas de ahorro en bancos puros y duros que se sumen al festín global depredador.

Es la misma Comisión que recomienda a España tomar medidas sobre su sistema de pensiones, porque retrasar la edad de la jubilación no es suficiente. Una Unión Europea donde hay 80 millones de ciudadanos que viven en la pobreza, no sólo inmigrantes desempleados o personas sin hogar. Una pobreza que incluye “trabajadores pobres”; quienes tienen un trabajo, pero éste no les libra de la miseria. Son un 8%. ¿Qué se hizo de aquel solemne propósito de 2000 de erradicar la pobreza de Europa para 2010? Retrasarlo a 2020. Y, mientras tanto, millones y millones de europeos continuarán viviendo mal, sufriendo.

La vieja Europa no destaca por tratar con justicia a los países del antaño denominado “tercer mundo”. Los tratados comerciales bilaterales que intenta imponer a esos países son licencias de saqueo de sus recursos naturales y patente de corso para soslayar la protección legal del medioambiente. Como hace la holandesa petrolera Shell en el delta del río Níger. Antes Europa hablaba del comercio como servicio para el desarrollo contra la pobreza, pero hoy se quita la careta y exige sin disimulo que las empresas europeas entren en esos países sin condiciones y operen sin trabas. Y amenazan con cortar la ayuda al desarrollo de no lograr sus codiciosos objetivos.

La negociación de un acuerdo de presunto libre comercio con la India es ilustrativa. India es gran productora de medicamentos genéricos, imprescindibles para combatir enfermedades letales (sida, tuberculosis, cáncer...) en el Tercer Mundo. Los genéricos son más baratos. Las condiciones que la Unión Europea intenta imponer, esgrimiendo delirantes derechos de propiedad intelectual, amenazan la producción de esos genéricos eficaces y baratos. Es una Europa descaradamente al servicio de las corporaciones farmacéuticas. Para esta Europa, los beneficios de muy pocos se anteponen a la vida y salud de millones de personas, como denuncian Médicos Sin Fronteras y Oxfam.

El informe Hacia una estrategia de la Unión Europea sobre derechos humanos del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores lamenta que el compromiso retórico de la Unión con los derechos humanos no se traduzca en una actuación europea que promueva el ejercicio de libertades y derechos. Al contrario, las violaciones de derechos humanos en la Unión Europea (expulsiones de gitanos en Francia, discriminación implacable de inmigrantes en Italia, torturas a ciudadanos bajo custodia policial en España, torturas a prisioneros de guerra por el ejercito británico...) debilitan la credibilidad europea en derechos humanos. Además del doble rasero europeo de manga ancha complaciente con China, Myanmar o Colombia (donde se violan derechos humanos en masa) y dureza con Cuba (donde también se violan derechos, pero no tan salvajemente).

Xavier Caño Tamayo es periodista y escritor.