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Las tensiones del capital financiero en México.
Por: Vanguardia Proletaria, periódico del Partido Comunista de México.
Arrecian las presiones de la gran burguesía contra el pueblo mexicano para resquebrajar sus procesos unitarios en pugna contra las políticas del régimen, pero esto no consigue más que incrementar la tensión de la lucha de clases, asegurando un nivel más enconado de las próximas acciones.
Arrecian las presiones de la gran burguesía contra el pueblo mexicano para resquebrajar sus procesos unitarios en pugna contra las políticas del régimen, pero esto no consigue más que incrementar la tensión de la lucha de clases, asegurando un nivel más enconado de las próximas acciones.
Los monopolios nacionales e internacionales dominantes en nuestro país juran y perjuran que estamos a pocos pasos de reactivar la economía y la bonanza para las mayorías, pero sus hechos los desmienten y los obligan a declarar como cosa de escasa importancia que ese próximo futuro “tardará unas décadas más”. Esta supuesta expansión decisiva para México requeriría la pasividad de las masas populares, y por ello se pide con denuedo que nos atengamos a las leyes, al estado de derecho y al respeto a las instituciones, que las condiciones sociales, económicas y políticas se solucionan a fuerza de incrementar nuestras cargas de trabajo, reformar en términos neoliberales la ley Federal del Trabajo y suprimir otros derechos que bastante sangre y sacrificios nos han costado.
En ese sentido Fox insiste en que el país marcha y seguirá marchando con Calderón por el camino que nos dicten los monopolios, según él, lo mejor de cuanto nos ha ocurrido en la historia, y se aferran a cuanta ocurrencia tienen los magnates en términos de demagogia, así pues, a fuerza de declaraciones se han puesto a ¡combatir la pobreza y crear empleos!, como si con ello la realidad cambiara, o siquiera pudiese mejorar en el futuro cuando todo lo que tienen programado es para sembrar más miseria. Pero como sabemos, sólo repiten los dictámenes de Carlos Slim, los imperialistas y la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), en el sentido de que ante el oleaje popular hay que dorar la píldora de las próximas acciones oligárquicas.
Y así metidos en su tradicional política (sólo que en tiempos de crisis social), persisten en subsanar las debilidades y contradicciones fraccionales inter-burguesas al precio de componendas que, sin embargo, aún arreglándose en términos de subordinaciones posibles, por la incursión popular tan amplia, tienen limitados alcances de contención social por sí mismas, ya que las soluciones o arreglos burgueses son insuficientes para el proletariado y los campesinos pobres, así como para la pequeña burguesía arruinada que, de entrada, exigen nuevas condiciones de vida y una política económica totalmente opuesta a la hasta hoy emprendida.
A esos menesteres de las componendas y la reconciliación nacional se dedican hoy las diversas expresiones políticas burguesas (PAN, PRI y PRD, Convergencia, PVEM), sin que consigan disminuir el accionar popular, viéndose al contrario presionados y asediados por todo el país. En tanto a Calderón le han dado una tablilla de lineamientos con los cuales aparece como buen portavoz de los monopolios proclamándose redentor de las masas desde la iniciativa privada.
Pero ese es sólo un nivel de luchas declarativas, en la vida cotidiana el régimen sigue aplicando los tradicionales instrumentos represivos para golpear y amedrentar a los explotados y oprimidos, recurriendo al encarcelamiento de los luchadores sociales, sigue utilizando el asesinato político, la presión contra los sectores populares y el chantaje con los recursos destinados a cubrir los servicios públicos bajo el pretexto de que “se cierran las arcas del Estado para el cambio de poderes”, en tanto que los monopolios ligados a la familia Fox toman todo lo que se pueda.
Los principales grupos monopólicos del país también ejercen inusitada presión en primer lugar contra sus trabajadores tanto por la vía de la recarga del trabajo como por los excesos de privarles de sus derechos a la asistencia social, a la acción social y de imponerles la docilidad interior, y en el ámbito nacional actúan en contra de toda movilización popular, encausándose a abanderar el fascismo y reafirmar una parte del control del estado, aunque quedan manifiestas sus divergencias en cuanto a aplicar algunas medidas propuestas por Obrador en términos de la reactivación económica y que le fueran de gran provecho al Grupo Carso cuando AMLO fuera jefe de gobierno del DF.
En estas circunstancias, especialmente central ha sido la intervención de las televisoras en torno a la criminalización de toda movilización popular, Televisa y TV Azteca destacan en la difusión del fascismo en México como política del Estado y de los monopolios. Su actuación tiene marcados claramente sus objetivos en la desmovilización de las masas, la imposición de Calderón, la continuación y profundización de las políticas financieras, la reubicación de Obrador como opositor alterno en caso de extrema necesidad, el control de las organizaciones políticas burguesas y la disolución de los frentes populares hoy en desarrollo. Mas sus logros no son claros, y antes al contrario, sus constantes farsas y compromisos imperialistas impiden recuperar la credibilidad perdida, no por nada ambas empresas están cambiando sus discursos y sus personajes en el ámbito informativo para mostrarnos caras más amables pero más capaces en el arte de hacer pasar una mentira por verdad.
Los cambios de tono no son más que eso, lo cierto es que las preocupaciones oligárquicas e imperialistas les llevan a acelerar los programas intervencionistas, a tramar una presencia firme del Comando Norte en nuestro país, les llevan a aceptar las presiones de Washington y asegurar a los monopolios militares como Lockheed Martin y Raytheon, un incremento en sus actividades en el país.
Situaciones en sí que lejos de hacerles desistir a la oligarquía financiera y sus monopolios de una política extrema en un momento de explosividad popular, les empuja a nuevas agresiones, a reforzar las cadenas y sus instrumentos de presión en todos los órdenes de la vida social, en una patente intención de que si el problema no se puede resolver con las fuerzas internas del capitalismo, entonces transitar por una etapa de la neocolonización de México para que los imperialistas recuperen lo que en estos momentos los burgueses ven escaparse de sus manos, el control de las clases explotadas y oprimidas.
Y los monopolios petroleros internacionales no se han quedado atrás (no en vano nos pusieron como embajador a Tony Garza, uno de sus personajes favoritos), pugnan por que incluso antes de la entrada en funciones de Calderón ya se haya privatizado PEMEX o por lo menos hayan pasado las reformas pertinentes a éste fin, sin importarles las nuevas inconformidades que se presentarán, ni el rechazo generalizado que desde muchos años atrás la clase obrera viene levantando contra las políticas privatizadoras.
Así pues, a pesar de la crisis económica y política que corroe al sistema capitalista en México, las clases dominantes persisten en la defensa irrestricta de sus intereses y poner a resguardo al Estado bajo un fascismo controlado desde los Estados Unidos. La oligarquía financiera sostiene la posición de que los problemas sociales se resuelven agravando las condiciones materiales de las masas y restringiendo sus derechos sociales a imagen y semejanza de lo que está ocurriendo en el país del norte.
Sin duda alguna las tensiones del capital financiero en contra de nosotros los trabajadores van a agravarse, pero ello no hará más que impulsar nuestra movilización y la apertura de nuevos procesos de acumulación democrática y revolucionaria de fuerzas en aras de defender nuestros intereses y cada vez con más claridad y conciencia, por la transformación del estado de cosas actual, por concentrarnos en la lucha contra la oligarquía financiera y los monopolios, como viene demostrándolo el claro ejemplo de los sectores populares en Oaxaca, el Distrito Federal y otros estados.