7 de octubre de 2023

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MARX Y EL CAPITALISMO ACTUAL

POR: GUSTAVO BUSTER (SIN PERMISO)

3 de enero de 2015

Creer que Marx solo escribió un retrato del capitalismo industrial victoriano es tremendamente engañoso
Explorar El Capital

La actual crisis del capitalismo ha coincidido con un renovado interés en El Capital de Marx. La revista británica Socialist Review entrevista al dirigente del Socialist Workers Party (SWP) y catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de York Alex Callinicos sobre su próximo libro, que trata de cómo comprendía Marx el capitalismo.

P. Ha habido un resurgimiento del interés por y los debates sobre El Capital de Marx. ¿Por qué cree que ocurre y por qué desea intervenir en los debates con su nuevo libro?

R. La razón principal es la radicalización y la resistencia al neoliberalismo que hemos visto desde los años 1990. Inicialmente hubo críticas al neoliberalismo y al capitalismo a partir de puntos de partida intelectuales muy diversos. Pero con el tiempo, ha habido un creciente interés en la crítica marxista de la economía política, y ello implica volver a El Capital. Lo podemos ver muy claramente en la popularidad de las conferencias de David Harvey sobre El Capital y los libros que han ido surgiendo de las mismas.

Un factor secundario es que ha habido un renacimiento de la economía política marxista y de los debates académicos marxistas sobre El Capital, que se debe en parte a la publicación gradual de la MEGA, las obras completas de Marx-Engels, que nos da un mayor acceso a los manuscritos y cuadernos preparatorios de Marx.

Así que es un momento muy interesante en el estudio de El Capital, y se estudia no como una actividad puramente académica, sino en el contexto de tratar de entender lo que está ocurriendo con el capitalismo y, por supuesto, todo lo que ha ocurrido desde la crisis de 2007-8. Personalmente, me interesa mucho El Capital. Escribí mi tesis doctoral sobre el mismo en la década de 1970 y quería volver a releerlo y estudiarlo a fondo, lo que ahora he podido hacer.

P. Un argumento clave en el libro es la necesidad de comprender el capital como una relación, una red de relaciones sociales. ¿Por qué hace tanto énfasis en esa idea?

R. En parte porque creo que es la manera correcta de entender lo que está haciendo Marx. Desde comienzos de la década de 1840 Marx afirma que el capital no es una cosa o una cantidad de dinero; es una relación social que cree que se define en dos dimensiones.

En primer lugar es la relación entre el trabajo asalariado y el capital y la explotación del trabajador con la extracción de la plusvalía y, en segundo lugar, la relación entre los distintos capitales, lo que Marx en los Grundrisse, el primer borrador de El Capital, llama los “muchos capitales”. En particular, toma la forma de competencia entre capitales rivales. Son estas dos relaciones y sus interconexiones las que para Marx definen la naturaleza del capitalismo. Creo que esa es una visión crucial.

Pero en muchos debates sobre El Capital no se entiende así. Se suele explica el capital como una especie de sustancia, un elemento inerte que simplemente exprime de forma parasitaria lo que Hardt y Negri en sus libros llaman “la multitud”.

P. Usted sitúa la confrontación de Marx con el gran economista clásico británico David Ricardo en el centro de su interpretación de El Capital. ¿Qué cree que Marx toma de Ricardo? y ¿qué cree rechaza?

R. Pongo mucho énfasis en la crítica de Marx a Ricardo porque hay muchos debates sobre la relación de Marx con Hegel y hasta qué punto El Capital está en deuda con la Ciencia de la Lógica de Hegel, que según la famosa frase de Marx leyó cuando estaba trabajando en los Grundrisse a finales de la década de 1850.

Se suele prestar mucha menos atención a la relación de Marx con Ricardo. Pero si se leen los escritos económicos de Marx, Hegel está muy presente y es muy importante para dar sentido a su relación con Hegel, pero hay muy pocas referencias a Hegel. Pero se pueden encontrar toneladas de referencias a Ricardo, y la parte fundamental de lo que quizás sea intelectualmente el borrador más importante de El Capital, el llamado Manuscrito de 1861-1863, está fundamentalmente dedicado a la crítica de Ricardo.

Así que para entender lo que hace Marx en El Capital, hay que verlo en relación tanto a Hegel como a Ricardo. Lo que Marx tomó de Ricardo fue una elaboración muy clara de la teoría del valor. En otras palabras, la idea de que las mercancías se intercambian de acuerdo con el trabajo socialmente necesario involucrado en su producción y, a partir de esa visión, desarrolla una presentación muy cruda de la relación antagonista entre el capital y el trabajo asalariado.

Lo problemático en Ricardo para Marx fue, en primer lugar, que creía que Ricardo naturalizaba el capitalismo. Que ve la relación entre el capital y el trabajo asalariado, y más en general lo que Marx llama las leyes de movimiento del capitalismo, como consecuencia de las características universales de la producción como tal. En pocas palabras, Ricardo no cree que se pueda hacer nada en relación con el tipo de contradicciones que descubre en el capitalismo, mientras que Marx entiende el capitalismo como históricamente limitado y transitorio, una forma particular de la producción social.

Marx asocia esta conclusión con el método de Ricardo, que es afirmar la verdad de la teoría del valor-trabajo, pero sin estudiar de manera adecuada todas las diferentes formas en las que aparece el capitalismo como sistema. Por ejemplo, el comportamiento de los mercados financieros, en los que la gente parece hacer dinero de la nada, y no mediante la explotación del trabajo asalariado.

Todos estos diferentes aspectos concretos del capitalismo no están realmente integrados en la teoría del valor-trabajo de Ricardo. La deuda fundamental de Marx con Hegel es que en Hegel encuentra un método con el que es posible integrar adecuadamente todos estos diferentes elementos, aparentemente contradictorios, en un todo articulado.

P. Marx desarrolló herramientas analíticas para ayudar a descubrir la naturaleza íntima de la producción capitalista, en particular la noción de “elevarse de lo abstracto a lo concreto”. ¿Podría esbozar lo que es más importante en el método de Marx en El Capital?

R. “Elevarse de lo abstracto a lo concreto” es una frase que Marx utiliza en la introducción a los Grundrisse para describir el método científicamente correcto para comprender el capitalismo. Es un lema que toma de Hegel. Así que es en este punto donde vemos la muy importante influencia de Hegel.

Lo que Marx está haciendo es parecido a lo que me refería antes sobre su relación con Ricardo. En Ricardo hay una yuxtaposición entre la teoría del valor-trabajo y todos estos otros rasgos del capitalismo - los mercados financieros, la renta y así sucesivamente - que no se ajustan a la teoría del valor-trabajo.

Marx dice en varias ocasiones que el error de Ricardo fue no relacionar la exposición abstracta de la teoría del valor-trabajo con estas características concretas a través de una serie de "etapas intermedias".

En otras palabras, si se quiere entender el capitalismo hay que explicar cómo el funcionamiento concreto del capitalismo surge de la extracción básica de valor y plusvalía, el proceso de explotación en la producción, y cómo los diferentes elementos que intervienen en la producción capitalista, cuando se analizan junto con la teoría del valor-trabajo explican cómo el capitalismo se comporta realmente.

Particularmente en el tercer volumen de El Capital, Marx habla mucho de lo engañosa que es la forma en la que aparece el capitalismo, cómo enmascara y oculta la relación fundamental de explotación en la producción, pero como también esas formas en las que aparece son “reales”, en el sentido de ser necesarias para el funcionamiento del capitalismo.

El método de elevarse de lo abstracto a lo concreto, que significa que se introducen progresivamente los rasgos cada vez más complejos del sistema, buscan revelar por qué el capitalismo parece ser tan diferente de lo que fundamentalmente es como un sistema de creación de valor y explotación. Con la introducción de estas características en el momento oportuno en el análisis se llega a ver cómo encajan en el sistema como un todo.

P. Una de las áreas en las que es evidente que no se trata solo de debates teóricos sobre El Capital, sino que tienen consecuencias políticas es cuando usted sostiene que hay una tendencia a restar importancia al papel de la mano de obra asalariada en los debates sobre El Capital. ¿Puedes señalar algunos de estos debates y darnos algunos ejemplos?

R. Hardt y Negri son un buen ejemplo de ello. En su último libro importante, Commonwealth, afirman que el capital se ha convertido en algo esencialmente parasitario. Contamos con el mundo de la naturaleza y los seres humanos y toda clase de cosas creativas que suceden en él, y el capital viene, por así decirlo, desde fuera y extrae el valor de este mundo creativo, natural y humano.

Así que para ellos la renta, que tanto Marx como Ricardo ven como una forma de plusvalía que surge no de la participación del explotador en la organización de la producción, sino simplemente del hecho de la propiedad inerte de la tierra como una condición necesaria de la producción, se convierte en la forma dominante de extracción actual de la plusvalía.

Este es el caso más claro, pero es bastante sorprendente cuán común es alguna versión de esta idea. Incluso Harvey, a través de su concepto de “acumulación por desposesión”, a veces hace demasiadas concesiones a este tipo de ideas.

Lo que todo esto deja de lado es lo que es fundamental en El Capital, sobre todo en el volumen que Marx publicó en vida, el volumen primero, que es el proceso a través del cual los trabajadores asalariados son empleados por los capitalistas y luego explotados en la producción y en el proceso crean valor y plusvalía.

La pregunta crucial es, ¿qué visión se ajuste mejor al mundo en que vivimos? Es la imagen que Marx pinta la que sigue describiendo el mundo muy bien. ¿Cuál es el hecho más importante del capitalismo en la última generación? Es la expansión del capitalismo industrial en el este de Asia. ¿Ha implicado principalmente la incautación de recursos naturales, la apropiación de tierras y la expulsión de los campesinos de la tierra?

Por supuesto que está involucrado todo eso, y en este sentido Harvey tiene razón cuando se refiere a la acumulación por desposesión, pero críticamente, porque ha implicado el desarrollo de complejos industriales masivos, en los que los asalariados trabajan duramente para producir bienes manufacturados que son fundamentales para la existencia y reproducción del capitalismo. Y esto se remonta a algo fundamental en Marx, que consiste en que Marx ve al capitalismo como un sistema profundamente explotador, profundamente destructivo y dilapilador, pero también inmensamente productivo.

P. En el capítulo sobre las crisis, señala que Marx tenía una concepción “multidimensional” de las crisis, pero que sitúa en el centro la caída tendencial de la tasa de ganancia y cómo interactúa con los mercados financieros. ¿Puede ampliar esta idea?

R. Marx originalmente tenía la intención de que El Capital formase parte de una gran obra en seis volúmenes que culminaría con un libro sobre el mercado mundial y las crisis. Así que entender el mecanismo de las crisis era muy importante para él, pero nunca llegó a terminar ese proyecto y probablemente se dio por vencido.

Marx nunca desarrolló un análisis sistemático de las crisis. Pero a través de los sucesivos borradores de El Capital, se puede rastrear cada vez más claramente como emerge una teoría bastante compleja de las crisis. Ahora bien, tiene diferentes dimensiones. He identificado seis. Las cruciales para mí son las dos que usted menciona.

La primera es la teoría de la caída tendencial de la tasa de ganancia. Esta es una idea que Marx heredó de Ricardo y transformó. Ricardo pensó que la tasa de ganancia caía debido a la disminución de la productividad en la agricultura, por lo que los salarios aumentarían y caerían los beneficios. Marx, por el contrario pensaba que la tasa de ganancia tiende a caer debido a que la mano de obra se hace más productiva. Esto lleva a la famosa “composición orgánica del capital” (la relación entre el capital invertido en medios de producción y el capital invertido en la contratación de trabajadores), que crece. Y como resultado cae la tasa de beneficio.

Lo que evoluciona, desde la versión original de esa idea en los Grundrisse hasta el borrador del tercer volumen de El Capital, es la noción de la caída tendencial de la tasa de ganancias, que es cada vez más compleja. Esto se debe a que Marx presta cada vez más importancia a lo que llama las tendencias contra actuantes.

En otras palabras, hay fuerzas implícitas en el capitalismo como sistema económico que hacen caer tanto la tasa de ganancias, como ayudan al mismo tiempo a recuperarla.

La más importante de estas tendencias que contra actúan es la que Marx llama la devaluación o destrucción del capital constante: el capital invertido en medios de producción. Y llega a entender las crisis como algo tremendamente importante, porque es cuando el capital que se ha acumulado, pero que ya no es rentable utilizar, se destruye a gran escala.

Marx cree que el comportamiento de los mercados financieros desempeña un papel fundamental en este proceso. El capitalismo de mediados del siglo XIX experimentó una serie de espectaculares colapsos financieros que Marx pasó mucho tiempo tratando de entender desde su punto de vista en Londres.

Marx entiende el vaivén entre la burbuja y el pánico que sucede en los mercados financieros, algo con lo que estamos muy familiarizados en la actualidad, ante todo como un estímulo del proceso de acumulación: cuando hay burbujas es más fácil recaudar fondos para invertir.

Pero cuando estalla el pánico financiero se produce el tipo de destrucción de capital necesaria para restaurar la tasa de ganancia hasta niveles que permite que el sistema inicie la expansión de nuevo.

Tenemos así los elementos de lo que es una teoría muy sofisticada de las crisis, que creo que es muy relevante para la comprensión de lo que sucedió en el período previo a la crisis de 2007-8 y también para entender por qué le resulta tan difícil al sistema salir de la recesión que la crisis ha provocado.

P. Existe el prejuicio de que Marx está superado, de que el capitalismo ha cambiado de manera irreconocible desde que escribió El Capital. Usted insiste, por el contrario, en que el panorama que pinta Marx encaja en el mundo de hoy más, no menos, que en el que él vivía. ¿Por qué?

R. Marx desarrolla muy pronto una comprensión clara de que el capitalismo es un sistema global. En los Grundrisse afirma que la creación de un mercado mundial es inherente al concepto mismo de capital. Creer que Marx solo escribió un retrato del capitalismo industrial victoriano es tremendamente engañoso. No estoy diciendo que no haya partes que no hayan quedado obsoletas, pero es la actualidad de sus escritos lo que llama la atención.

Por ejemplo, Marx está muy interesado en China y considera a China como muy importante para el futuro del capitalismo global. Hay una carta fascinante que escribió a Engels en 1858, donde dice: “Espero que la revolución estallará en Europa, pero el problema es que el capitalismo va por delante abriendo camino en Estados Unidos y China. ¿Qué pasa si tenemos éxito en Europa, pero a continuación quedamos rodeados por estos nuevos capitalismos en el resto del mundo?”

Por supuesto, vivió cien años antes que tuviera lugar el desarrollo del capitalismo en China, pero tenía toda la razón acerca de la importancia de lo que estaba sucediendo en los EE.UU.

Una de las razones por las que Marx nunca terminó El Capital fue porque quería acumular suficientes datos para entender lo que estaba sucediendo en América. No obstante, el eventual surgimiento de China como un centro importante de acumulación de capital es algo implícito en el tipo de análisis que Marx estaba desarrollando. Es posible ver la coexistencia de la expansión de las crisis, la destrucción del medio ambiente y, sobre todo, la explotación del trabajo asalariado en una escala cada vez mayor y mundial.

Ese nexo particular es crucial para la comprensión de Marx del capital y es crucial para entender el mundo de hoy. Cuando, por ejemplo, leemos acerca de las protestas de los trabajadores fabriles en Vietnam porque China flexiona sus músculos geopolíticamente en el este de Asia, se ve la importancia de estas nuevas industrias que se han desarrollado en Vietnam en los últimos 15 o 20 años para el capitalismo global y para el mercado mundial.

No solamente protestan contra China; se rebelan por salarios más altos y todo lo demás. Así que esa es la relevancia de lo que escribió Marx: da sentido a lo que está sucediendo a nuestro alrededor en el mundo de hoy.

*Fuente: http://www.socialistreview.org.uk/article.php?articlenumber=12643 Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster.