7 de octubre de 2023

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ESTADOS UNIDOS Y LA CAÍDA DE LA BESTIA DE KANDAHAR

Por: Gustavo Herren.

31 de diciembre de 2011

La captura por Teherán de la aeronave secreta no tripulada de última generación RQ-170, operada remotamente desde Estados Unidos por la CIA mientras espiaba territorio iraní, y que fuera anteriormente utilizada sobre Pakistán para monitorear a Osama bin Laden antes de su ejecución, fue un duro golpe para las agencias de inteligencia estadounidenses e israelíes. Pero tuvo además un impacto estratégico tal, que obliga al Pentágono a la revisión de los planes ofensivos y la dilatación de los tiempos para un próximo ataque militar a Irán.

La guerra aérea robótica, con vehículos no tripulados (Unmanned Aerial Vehicles; UAVs) apodados drones, está siendo incorporada rápidamente en casi todas las unidades militares del CONUS (territorio continental de los Estados Unidos) como parte de las tácticas ordinarias. Actualmente existen al menos dos docenas de bases dedicadas a puestos de pilotaje, centros de entrenamiento técnico y pruebas de vuelo de UAVs. En ultramar, el número de bases de drones estadounidenses está también en franco crecimiento, siendo hoy más de 60. Actualmente la Fuerza Aérea forma más pilotos y operadores de drones que pilotos de combate de aeronaves caza y bombarderos tripulados. En 2001 el ejército estadounidense comenzó con 50 aeronaves a control remoto, y después de una década de continuas operaciones de combate multiplicó ese número por más de 100. Hoy anticipa la arquitectura que deberán tener estas máquinas remotas como parte de las Operaciones de Espectro Completo hasta el 2035, sobre la base del aprendizaje continuo iniciado en los Balcanes, Irak y Afganistán (1). No por casualidad, los escuadrones de UAVs no solo son operados por la Fuerza Aérea sino también por la CIA. No es suficiente la inteligencia previa que realizan los drones de reconocimiento y vigilancia identificando supuestos insurgentes, para luego ejecutar a sus líderes mediante drones artillados, sino que se requiere además desplegar una robusta red de inteligencia local con agentes en tierra. Aún así, el error promedio por ataque de drone es de 10 muertos civiles no insurgentes por cada líder asesinado.

Unas palabras previas para explicar la caída del RQ-170. Hacia principios de los ’90 había sido resuelto uno de los grandes problemas históricos que tuvo durante siglos la navegación marítima : determinar la longitud geográfica con un error del orden del metro (2). En el siglo XVI la latitud geográfica del buque en alta mar se determinaba por la altura sobre el horizonte del sol y las estrellas, pero no era posible hallar un valor práctico para longitud debido a los grandes errores en los métodos de medición disponibles. Con el desarrollo del capitalismo mercantil y el expansionismo global de las grandes potencias coloniales europeas, el ’problema de la longitud’ pasó a ser de interés estratégico con enorme importancia militar y comercial. Londres puso a trabajar a sus mejores científicos teóricos, como Newton y Halley, ofreciendo además suculentos premios en metálico para aquellos que inventaran un cronómetro apto para funcionar en las condiciones hostiles de mar abierto, con una precisión de unos pocos segundos por día, ya que para calcular la longitud se requería medir el tiempo que el buque había navegado desde que zarpó de un meridiano de referencia conocido. Recién a principios del siglo XIX comenzaron a fabricarse cronómetros marinos útiles, pero demasiado caros. Finalmente, en la última década del siglo XX el problema se terminó de resolver por otros medios. El desarrollo del reloj atómico y de los satélites artificiales condujo en Estados Unidos al sistema de posicionamiento global (GPS) (3). Actualmente el receptor GPS se utiliza en forma generalizada para hallar la latitud y longitud geográfica, con un error de centímetros en su uso militar. En este caso, se aplica en los sistemas de guiado de cohetes, misiles y vehículos aéreos, incluyendo a los drones. El nuevo problema, reside en que cada potencia deberá desarrollar su propio sistema militar de posicionamiento global que requiere al menos unas dos docenas de satélites, ya que en caso de conflicto bélico cada sistema quedará encriptado y bloqueado para los demás países.

Así Rusia ha continuado con el GLONASS (iniciado por la URSS), la Unión Europea desarrolla el sistema Galileo, y China está avanzando con el Beidou también con aplicación dual (militar y civil). En cuanto a los países periféricos, cuyas políticas científico-tecnológicas van generalmente a ’remolque’ de las potencias, resulta indispensable para su propia defensa el desarrollo de tecnología propia para al menos interferir y derribar los drones stealth (furtivos) imperiales, preparados para minimizar sus propias emisiones de radiación electromagnética y las perturbaciones que producen en el medio ambiente y que pudieran delatarlos, así como presentar un blanco mínimo para los radares enemigos. EI Pentágono planea en un futuro cercano utilizar globalmente oleadas de drones que interactúen entre sí, para vigilancia, reconocimiento y ataque, según avance su tecnología como por ejemplo el lograr anchos de banda de comunicaciones que soporten simultáneamente a las escuadrillas, o en la capacidad para volar sin colisionar con el tráfico aéreo comercial denso. En este plano, Irán ha tomado nota, y en 2007 inició un proyecto para detección de UAVs.

Un drone estadounidense (británico/israelí) típico tiene dos enlaces por micro-ondas (4); uno para comunicarse con una estación terrestre de control, generalmente móvil (que se ocupa de la logística y el lanzamiento) situada a unos pocos cientos de kilómetros de la zona de guerra o de vigilancia, cuya señal debe seguir un camino recto libre de obstáculos materiales para no atenuarse (5), y el otro enlace con satélites (6). Este último diferencia a los drones de Estados Unidos y sus aliados de los países menores, ya que vigilan, espían y asesinan entre otros en Afganistán, Irak, Pakistán, Irán, Libia, Somalia, Yemen, Turquía, Golfo Pérsico, Océano Indico, México, Cáucaso, manejado cada drone desde el territorio continental de Estados Unidos (CONUS) a miles de kilómetros de distancia, por tres personas (piloto, operador de cámaras y sensores, y operador de comunicaciones con la tropa en el teatro de operaciones y con centros en el CONUS), que se encuentran cómodamente ubicados en tierra y con riesgo cero, aunque una misión típica de un drone involucra en total al menos a 150 personas. De hecho el 90% de los drones que despegan de la estación de control terrestre en Kandahar (Afganistán) y operan en ese país, es controlado por pilotos que se encuentran en Nevada (Estados Unidos). Además, la comunicación satelital con el drone está en red, es decir dá información a tiempo real al Sistema Conjunto Global de Inteligencia y Comunicaciones del Departamento de Defensa y a múltiples usuarios de las distintas fuerzas y agencias en el CONUS.

Pero la capacidad técnológica de Irán, mayor que la que difunde la propaganda occidental no es tan sorprendente. En la Guerra de Malvinas el buen nivel de los ingenieros y técnicos de un país como Argentina, (cuya política científico-técnica aun hoy sigue no estando dirigida a la producción de alta tecnología inédita, en el sentido de prevenir la sorpresa tecnológica y crearla para sus adversarios), lograron adaptar y reprogramar los sistemas de guiado encriptados de los misiles Exocet AM39 de última tecnología francesa para poder utilizarlos contra el enemigo británico, después que sus fabricantes habían retirado toda colaboración técnica. Así también como todo ingenio con enlaces de comunicación se puede interferir, lo que incluye los modernos GPS de grado de combate, los especialistas iraníes en guerra electrónica lograron capturar el drone estadounidense de última generación interferiendo con ruido (jamming) sus enlaces de comunicaciones, lo que lo puso en piloto automático. Enviaron luego información falsa de latitud y longitud, recalibrando las coordenadas de su receptor GPS y engañando a su sistema de guiado, al punto que no solo descendió sin estrellarse en Irán interpretando que era su base estadounidense en Afganistán, sino que ni siquiera accionó su mecanismo explosivo de auto-destrucción que lleva toda arma clandestina de envergadura para evitar caer en manos enemigas.

La indignación en Washington fue tal, que el ex vicepresidente Dick Cheney dijo ’...el presidente Obama tuvo tres opciones sobre su escritorio para destruir el drone en tierra las y rechazó a todas... si no se enviaba a alguien para recuperarlo, que sin duda hubiera sido una operación difícil, se debería haber destruído el drone en el terreno iraní con un ataque aéreo y hacer imposible que se beneficien con su captura’. Esta fue también la posición del gobierno sionista de Israel. De hecho, la fuerza especial estadounidense que violó la soberanía pakistaní para ejecutar a Osama bin Laden en Abbottabad, destruyó con explosivos el helicóptero stealth (furtivo) de última generación que se precipitó a tierra durante la misión.

Hace 51 años ni Washington ni el Pentágono aceptaron abiertamente que Moscú había derribado a uno de sus mejores aviones secretos operado por la CIA y la Fuerza Aérea, el Lockheed U-2 que espiaba el territorio de la URSS desde una altura de 20 kilómetros, hasta que sus restos exhibidos y en este caso el piloto capturado resultaron innegables. Tampoco aceptarán hoy que Teherán haya interferido, controlado y hecho descender casi intacta a una de sus aeronaves espías sin piloto de última tecnología. Por un lado mostraría grietas en la supremacía militar que ostenta el Imperio, y sería puesta en duda la tecnología de ’invisibilidad’ (stealth) que usan sus aviones de guerra, que por otro lado afectaría negocios multimillonarios del complejo tecno-militar-industrial en particular a la coorporación Lockeed Martin, fabricante del RQ-170 Sentinel capturado. Es más el Pentágono redobló la apuesta, el Secretario de Defensa Leon Panetta declaró alevosamente : ’...Estados Unidos continuará absolutamente con la campaña de drones sobre Irán, buscando evidencias de cualquier actividad sobre armas nucleares. Pero los intereses para esta vigilancia son aún mayores, ahora que Irán puede aparentemente desorganizar la tarea de nuestros drones’. Sin embargo el hecho impactó fuertemente en la Inteligencia de Estados Unidos e Israel, ya que hace un par de años Teherán había interferido mediante pulsos de rayo laser a un satélite espía de la CIA cuando orbitaba sobre su territorio. El drone stealth a reacción Lockeed Martin RQ-170 como el interceptado violando el espacio aéreo iraní a unos 15 kilómetros de altura sobre la ciudad de Kashmar a unos 200 kilómetros de la frontera con Afganistán, es apodado como ’la bestia de Kandahar’ (base aérea en Afganistán donde tienen la estación de control terrestre aunque son piloteados desde Nebraska, Estados Unidos). Esta clase de drones ganaron fama cuando fueron utilizados para espiar el escondite de Osama bin Laden en Pakistán previamente a su asesinato por un comando clandestino estadounidense.

Pero no es el primer drone espía estadounidense derribado por Teherán. A principios de 2011 había derribado otros dos no stealth y anteriormente un cuarto sobre la planta de enriquecimiento de Uranio de Fordow, y había mostrado otros más a los técnicos rusos. Algunas fuentes de información creen que Moscú está probando sus sistemas de detección e interferencia móviles como el Avtobaza, facilitado a los iraníes.

De todos modos, quedó claro que la capacidad técnica iraní no es del todo conocida, como es el caso de Siria y lo fue con Libia, y podría deparar sorpresas. El que la bestia haya sido capturada, no es poca cosa para el Pentágono, ya que se trata de un drone no convencional clasificado con una tecnología que se suponía lo haría invisible, dotado con material, pintura y geometría anti-radar, un propulsor turbofan especial para minimizar la firma en el infrarrojo, y un radar propio, sensores, dispositivos electro-ópticos y electrónica de última generación, concomitante con la de los bombarderos pesados stealth Northrop Grumman B-2 y el caza stealth Lockheed Martin F-35. Y más aún, cuando habría estado operando sin transmisión a tiempo real, es decir con un mínimo enlace de comunicaciones para disminuir su firma espectral y por consiguiente su detección. La captura abre dudas sobre la tecnología stealth (furtiva) que Estados Unidos utiliza en su aeronaves de guerra y drones.

A pesar de la propaganda de las potencias que presenta a los drones como imbatibles, la realidad muestra otra cosa. Dos semanas después de la caída de la bestia, se precipitó a tierra en las islas Seychelles un drone estadounidense MQ-9 ’decapitador’, que vigilaba Somalia y hacía contra-piratería en las rutas del océano Indico. En 2010 y 2011 cayeron 33 grandes drones en Irán, Irak, Afganistán, Pakistán, Turquía (dos drones israelíes Heron), Gaza, Yemen, Somalia, Djibouti, Italia y Seychelles. Pero no son solo problemas mecánicos o errores humanos del operador, sino que se trata también de una parte observable de la tan anunciada cyberguerra. En 2010 varias computadoras del programa nuclear iraní fueron contaminadas por el virus Stuxnet, al parecer por los servicios de Estados Unidos e Israel, y como la cyberguerra presagia la guerra convencional, probablemente la trampa al RQ-170 haya sido una respuesta. Por otra parte, varias estaciones de control terrestre de aviones espías no tripulados que operan en los países de Oriente Medio fueron contaminadas con un virus keylogger (que registra las pulsaciones en los teclados de las computadoras). Hasta la misma central de operaciones en el CONUS, la base Creech de la Fuerza Aérea en Nevada desde donde los pilotos manejan los drones en Afganistán, Pakistán y otras zonas de Oriente Medio, Africa y Cáucaso fue infectada por un virus informático, aunque se cree que no provino de Irán.

Desde la guerras de lucha cuerpo a cuerpo en la edad antigua, la distancia media entre combatientes ha aumentado pasando por el combate de trincheras y la guerra mecanizada industrial en la Segunda Gran Guerra, y marchando actualmente hacia la guerra robótica, al extremo que el soldado aislado a salvo de la carnicería sangrienta del campo de batalla y sin ningún contacto físico con el enemigo le da muerte real en una pantalla virtual, para diariamente regresar a su vida ciudadana cotidiana. Se transforma así un juego de guerra en la guerra como juego (macabro). La llamada ’cadena de muerte’ en la que el piloto remoto es autorizado por su superior para lanzar el ataque, sea con los misiles ’fuego del infierno’ (Hellfire), ha sido reducida en la última década de horas a menos de un minuto. Paradójicamente a pesar de la supuesta falta de riesgo en su trabajo, esta nueva clase de actor social sufre un fuerte nivel de tensión y requiere de la correspondiente asistencia psicológica. Por otro lado, el Pentágono no descarta que este personal militar sea visto como blanco legítimo por el enemigo y sea atacado en su mismo habitat.

La vulnerabilidad del sistema GPS y de los drones ha hecho que el Pentágono busque nuevas alternativas, como el desarrollo del satélite geosincrónico de vigilancia MOIRE, que fijo respecto de la superficie terrestre permitirá tomar imágenes en tiempo real en cualquier lugar durante las 24 horas, dotado de un brutal telescopio no convencional dirigido hacia la Tierra (7). El impulso de los drones se disparó con las guerrillas de Irak y Afganistán y la necesidad de mantener bajo vigilancia permanente los territorios, a diferencia de los satélites que lo hacían por tiempo limitado. El sistema de vigilancia MOIRE estaría entre lo máximo del panóptico militar, que por tratarse de tecnologías duales tendrá sin duda aplicaciones en el panóptico civil hacia los Estados vigilados orwellianos. La diferencia entre ciencia-ficción y ciencia es cuestión de tiempo...

Notas:

1) The US Army Roadmap for UAS 2010-2035. Unmanned Aerial Vehicles Roadmap 2000-2025, US Department of Defense

2) La longitud geográfica junto con la latitud permiten determinar la posición de un objeto sobre la superficie terrestre

3) Global Position System (GPS)

4) Ondas electromagnéticas de la misma naturaleza que la luz pero con una longitud de onda mucho mayor, de orden del centímetro.

5) Ya que suele utilizar la llamada banda C de radiocomunicación con frecuencias de unos 4 a 8 Gigahertz (GHz) y un ancho de banda de unos 4,5 Megabit/segundo (Mbs)

6) Puede utilizar la banda Ku aproximadamente entre 11 y 14 GHz y ancho de banda unos 1,5 Mbs
7) MOIRE; Membrane Optical Imager for Real-Time Exploitation. Se trata de un telescopio reflector con un espejo curvo del orden de al menos 10 metros de diámetro, hecho con una fina lámina plástica ultraliviana, cuya imagen es corregida por técnicas holográficas hasta un error dado por la difracción. El espejo de vidrio del telescopio orbital Hubble por ejemplo, tiene solo 2,4 metros de diámetro y un peso de una tonelada.