7 de octubre de 2023

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ACUERDO ENTRE CRIMINALES: GARCÍA PREPARA INDULTO A EX DICTADOR FUJIMORI

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18 de enero de 2010

En el Perú hay una presencia de corrupción gubernamental, el cual no ha conocido periodos de descanso. No existe momento en la historia peruana de los últimos treinta años, donde este flagelo no se haya manifestado en sus distintas formas. Es más, con el tiempo la misma corrupción ha crecido a niveles alarmantes y los honestos que quedaban terminaron plegándose al mundillo de las trapisondas y asaltos a mano armada, del magro erario del pueblo peruano. Muchos prefirieron salir del país y algunos se mantienen al margen de la vida política.

Este corrupto sistema, donde todo se compra y donde todo tiene precio, ya para muchos parece ser un escenario natural. Sobretodo para aquellos que en su apetito voraz y arribismo, le buscan (y hasta llegan a encontrarle) bondades. Según ellos, no habría otra manera de funcionar. Pero la afirmación se convierte en falacia ya que a pesar de la conocida corrupción las cosas no funcionan en el Perú. Y nunca han funcionado sino no tendríamos el país caótico y subdesarrollado que conocemos.

Otro tema es que la corrupción funcione para unos pocos y que estos sean siempre los mismos. Pero el peruano de a pié, el que trabaja cada día para subsistir y levantar al país, este no conoce las pretendidas bondades del sistema corrupto. El, debe sobrevivirla y soportarla en su cotidiano.

Muchos incluso en total cinismo pretenden que la corrupción es una práctica normal en otros países. Vaya manera de igualarnos por lo peor, olvidando que no hay legalidad en la ilegalidad.

Con este tipo de argumentos es entonces normal que el Perú siga siendo un país con baja competitividad, ejemplo de Estado bananero, con autoridades políticas venales y que negocian los recursos del Perú en suites de hotel. Los peruanos del extranjero lo sabemos y esta triste fama ajena nos persigue.

De esto, ¿qué puede comprender nuestra juventud? ¿Qué ejemplo o referencia moral le podemos ofrecer? ¿Qué tipo de sociedad se está creando para las generaciones futuras? A este paso será la misma de siempre, con los mismos mercaderes de la política, la misma mediocridad e irresponsabilidad.

Pero es bien sabido que las escaleras se barren de arriba hacia abajo. Y si se trata de dar un ejemplo de anti – corrupción en el Perú no lo encontraremos a su más alto nivel, ya que es justamente de allí de donde vienen las tramas de esta corruptela. En el fondo poco o nada ha cambiado desde hace treinta años y la falta de memoria colectiva ha dado paso a la impunidad de quienes pusieron al Perú de rodillas, y permitieron la llegada del Fuji-montesinismo.

Es así como dentro de la tranquilidad corruptora de los días, hubo algo que no puede dejarnos sin reaccionar. El indulto a Juan Enrique Croussillat. Aquel que se vendió a Montesinos por la suma de USD 69 millones para ofrecernos lo peor y más bajo del periodismo televisivo.

He aquí la corrupción en su variante de “tráfico de influencias” ya que pese a haber sido juzgados por crímenes graves, los amigos de palacio tienen derecho a “arresto domiciliario” y una vez condenados al “indulto por razones médicas”. Estos favores no existen evidentemente para el común de los sentenciados y que purgan muchas veces injusta condena.

Con el gobierno que existe, que no les sorprenda que se indulte dentro de poco a Fujimori (y su gemelo Montesinos), y que en el 2011 su hija sea elegida. Este es el terrible escenario que se nos presenta en los meses a venir. Si esto sucede, nos espera entonces una década más de oprobio y vergüenza. Una nueva generación perdida.

El plan ya está hecho, falta ponerlo en marcha con psicosociales y cortinas de humo. Nadie protestará y si lo hacen, sus voces serán acalladas. La corrupción seguirá entonces en el poder, gracias justamente al poder de la corrupción actual.

Está en nosotros y a la verdadera democracia detenerlo.

Abogados de procesados por crímenes de lesa humanidad dilatan proceso para frustrar juicio y lograr impunidad.