7 de octubre de 2023

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70 AÑOS DEL COMIENZO DE LA II GUERRA MUNDIAL

Por: Ilia Kramnik (RIA NOVOSTI)

9 de septiembre de 2009

El 1 de septiembre de 1939 comenzó la II Guerra Mundial, y difícilmente alguien se pudo imaginar en ese día aciago las dimensiones que alcanzaría la espantosa matanza de dimensiones mundiales que desató la invasión emprendida por Alemania contra Polonia.

Sobre las premisas de esta guerra se puede hablar eternamente, y especialmente ahora cuando algunos países de Europa oriental intentan culpar a Alemania junto con la Unión Soviética del comienzo de ese conflicto mundial.

El argumento central de esa tesis es el pacto Mólotov-Ribbentrop, firmado el 23 de agosto de 1939, considerado el factor determinante que le permitió a Hitler comenzar la guerra exactamente una semana después de su firma.

Como mínimo esa tesis es discutible. Para hacer una valoración exacta sobre la importancia de este tratado y la responsabilidad de la URSS por el comienzo de la guerra, hay que comprender la situación en que estaba la URSS en el momento en que firmó ese pacto con Alemania.

En lo que al aspecto moral se refiere, o cómo pudo el gobierno soviético "firmar acuerdos con el régimen nazi", hay que destacar que ninguna de las partes que después se vieron involucradas en el conflicto tampoco tuvo la más mínima aprehensión para firmar con la Alemania de Hitler los convenios que se mencionarán a continuación.

Teniendo en cuenta esas circunstancias, carece de sentido presentar reclamaciones a la URSS y la Rusia contemporánea sobre una falta o existencia de una "moral especial" en asuntos diplomáticos en aquellos tiempos previos a la guerra.

Para agosto de 1939 ya era evidente que habían fracasado todos los esfuerzos por crear un frente diplomático común antihitleriano. Hasta ese momento, ya había ocurrido la militarización de la región de Renania (territorios a ambos lados del río Rin al oeste de Alemania) y se habían anulado las limitaciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles.

Esto favoreció el desarrollo de las Fuerzas Armadas de Alemania, más que todo, tras la firma del tratado naval británico-germano (1935) por el que Berlín obtuvo el derecho de construir una armada de guerra similar a la que tenía Francia.

Después vino la anexión (anschlüss) de Austria, el apoyo alemán al franquismo en España y finalmente, el Tratado de Munich. Todos estos pasos estuvieron dirigidos al fortalecimiento de la influencia de Alemania en Europa, en el mejor de los casos, mediante una aceptación tácita por parte de las potencias occidentales, y en el peor de las circunstancias, mediante el apoyo abierto a los planes y exigencias de Hitler.

Un año antes de que comenzara la II Guerra Mundial, en la primavera de 1938, fracasaron todos los esfuerzos de la URSS de entablar negociaciones sobre asuntos militares y de seguridad con Francia y Checoslovaquia.

Occidente no quería ni siquiera estudiar la posibilidad de crear un sistema de seguridad colectivo con la participación de la URSS. El 16 de abril, Inglaterra reconoció la invasión de Etiopia por Italia a cambio de la mantener el status-quo en el Mar Mediterráneo.

La cúspide de la "política de apaciguamiento" fue la conferencia de Munich (29 y 30 de septiembre de 1938). Su celebración y consecuencias para Europa fueron posibles únicamente por el apoyo de Inglaterra y Francia.

A cambio de la declaración de no agresión Alemania recibió los Sudetes (zona montañosa entre Bohemia y Silesia), la región más desarrollada de Checoslovaquia con centros industriales de aplicación militar. Además de Alemania y Hungría, en la repartición de Checoslovaquia también participó Polonia, que más tarde se convertiría en la primera víctima de la guerra.

Posteriormente, Francia reconoció la ocupación italiana de Etiopia y este paso de forma definitiva puso las cosas en su sitio: Las potencias occidentales o no quisieron o no pudieron adoptar ninguna medida para contener a los países agresores y también hizo fracasar todos los intentos de crear un sistema de seguridad colectiva en Europa.

El 15 de marzo de 1939, las Fuerzas Armadas Alemanas (Wehrmacht) ocuparon territorio checo, y Eslovaquia, declarada estado soberano, inmediatamente quedó convertida en satélite del Reich. Además del 38 % del territorio checo, Alemania se apropió de la industria checa que en ese tiempo era una de las más modernas y desarrolladas de Europa.

Y no obstante, la idea de crear un sistema de seguridad colectiva no se descartó del todo y el último intento para su creación se hizo en el marco de las negociaciones franco-ruso-británicas en 1939.

El tema de las negociaciones era buscar garantías sobre la ayuda por parte de Inglaterra, Francia y la URSS a Bélgica, Grecia, Turquía, Rumania, Polonia, Letonia, Estonia y Finlandia en caso de agresión por parte de Alemania o Italia.

Pero el proceso negociador quedó interrumpido por la postura antisoviética de Polonia y Rumania que rehusaron permitir el paso de las tropas soviéticas por sus respectivos territorios en caso de guerra con Alemania. Otro factor que influyó negativamente fue la dilación de las conversaciones por parte de Inglaterra y Francia.

A juzgar por la correspondencia diplomática de aquellos años, hasta el último momento, el gobierno polaco no supuso la posibilidad de un desenlace desfavorable de los acontecimientos.

Con la aprobación y autorización de Berlín, Polonia en 1938 tenía la intención de ocupar el territorio checo de Teschen y en este sentido, los líderes polacos reflexionaban sobre la trascendencia de ese paso para establecer "el rostro de la nueva Europa" como consta una carta fechada el 30 de septiembre de 1938 del ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Bek al embajador de Checoslovaquia en Varsovia.

Un año más tarde, el embajador de Polonia en Moscú rechazó tajante cualquier tipo de ayuda de la URSS en caso de una posible agresión por parte de Alemania.

En estas condiciones, en el verano de 1939 el gobierno de la URSS estaba seriamente preocupado de la posible aparición de un bloque antibolchevique en Europa bajo la neutralidad de Francia e Inglaterra y esto hizo que la firma del tratado de no agresión con Alemania fuera un paso lógico encaminado a garantizar a la URSS su propia seguridad.

Polonia cayó en tan sólo tres semanas. Pero los aliados que declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, no se movieron de su sitio. Sus Fuerzas Armadas que contaban con 110 divisiones no emprendieron ningún tipo de acción a pesar de que por el número de hombres, eran tres veces superiores a las tropas alemanas.

Comenzó lo que se llamó como "la guerra extraña" en el frente occidental que se prolongó hasta la primavera de 1940.

La URSS recibió su parte y ocupó los territorios occidentales de Bielorrusia y Ucrania que habían sido ocupados por Polonia en 1920. Parte de los territorios ocupados por los polacos los recibió también Lituania, que para esos años era un país independiente al que Polonia en 1921 le quitó la región de Vilno (hoy, Vilnius).

Las esperanzas de algunos políticos occidentales en apaciguar a Hitler y dirigir la agresión de Alemania contra la URSS no se hicieron realidad. Alemania con sus submarinos y buques de superficie desató operaciones de guerra en las rutas marítimas para bloquear la navegación mercante británica. En tierra, Wehrmacht comenzó los preparativos para la campaña en el frente occidental.

En abril de 1940, Alemania emprendió la ocupación de Dinamarca a Noruega y la guerra en el sector occidental comenzó en serio. A pesar de las considerables pérdidas sufridas por las tropas alemanas, la operación de Noruega fue exitosa porque permitió a la armada nazi tener acceso libre a los océanos del mundo y un mes más tarde, ocupó Bélgica, Holanda y Luxemburgo y comenzó la campaña francesa.

La guerra comenzó a tomar fuerza y ya nadie puso en duda que sería muy dura y prolongada. Además de la crudeza y envergadura de los combates, la II Guerra quedó en la memoria de muchos por el exterminio sin precedentes de la población civil en los territorio ocupados, y el trato bárbaro que se tuvo con los prisioneros por parte de los países agresores entre 1939 y 1945, que además violaron todas las normas de la guerra convencional.

La política de exterminio de la población autóctona que practicó Alemania en los territorios ocupados principalmente en la URSS, Polonia Yugoslavia y otros países junto con el concepto nazi de las "razas imperfectas" tuvieron horribles resultados.

Millones de civiles fueron exterminados únicamente por ser hijos de padres "imperfectos", eslavos, judíos, gitanos y otras razas "no arias". Una política similar que se caracterizó además por su extrema crueldad desarrolló Japón con la población en los territorios ocupados en China y otros países asiáticos.

Por la cantidad de víctimas y la envergadura de los combates, la II Guerra Mundial transformó la vida y dejó profundas huellas en la memoria de la población que ahora y para siempre, comenzó a distinguir los acontecimientos y recuerdos en "antes" y "después" de la guerra.

Es más, simplemente la palabra "guerra" sin otros apelativos, se convirtió en el termino para designar precisamente la II Guerra Mundial, y para la URSS quedó identificada con el nombre de La Gran Guerra Patria, o la guerra de la guerra, porque la contienda de Alemania con al URSS se convirtió en el epicentro de ese conflicto que tuvo dimensión mundial, y cuyo resultado final fue la izada del la bandera roja de la URSS sobre Reichstag.

De la misma forma resultó la influencia de la guerra en la política, economía y orden militar del mundo, que también cambio de forma radical en los seis años que duró la contienda.

El desmoronamiento de los imperios colonialistas, la resistencia en bloque de las potencias y la aparición de conflictos locales fueron procesos derivados de la II Guerra Mundial y también la carrera armamentista nuclear. Las explosiones nucleares del 6 y 9 de agosto de 1945 pusieron fin a los últimos combates de la II Guerra Mundial y significaron el inicio de una nueva guerra, "la guerra fría" que todavía no ha concluido definitivamente.