7 de octubre de 2023

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PERU DOS DIRECCIONES, UNA SOLA LUCHA

Por: Carlos Angulo Rivas.

16 de junio de 2009

Las críticas, las definiciones, las denuncias y el análisis de los hechos sangrientos en Bagua coinciden casi al cien por ciento en los frentes políticos y gremiales de la oposición al régimen aprista.

Alan García, después de las criminales acciones de Bagua, donde murieron 25 policías y donde se produjo el exterminio de un número indeterminado de nativos que superaría ampliamente todos los cálculos conservadores, ha sido declarado internacionalmente genocida y las organizaciones indígenas de todo el mundo exigen su enjuiciamiento en la Corte Penal Internacional. Está claro para el consenso de opiniones que el único y principal responsable de la masacre y la desaparición de cadáveres arrojándolos a los ríos es Alan García, por consiguiente este sujeto está moralmente incapacitado para continuar al mando del gobierno. En un artículo de hace dos días me preguntaba: ¿existe integridad en el Perú? Y la respuesta, felizmente, por el lado del gobierno, nos la da la ex ministra de la Mujer, Carmen Vildoso, quien asqueada de la violencia institucional, las mentiras, la sangre vertida innecesariamente y las imposiciones de un individuo criminal y desenfrenado como Alan García, ha renunciado a su cargo en el gabinete ministerial de Yehude Simon, mostrando dignidad, honestidad y valentía. Pero esa integridad también se la exigíamos al centralismo limeño de una dirigencia de oposición política y gremial que no parece estar a la altura de las circunstancias.

No se trata sólo de la solidaridad y el poyo a los pueblos amazónicos en lucha desde hace más de una año y menos cuando la beligerancia del gobierno subsiste de modo confrontacional, criminal y dictatorial. Por lo visto el Paro y la Movilización Nacional del día 11 de junio, tiene dos direcciones y una misma lucha. El centralismo limeño pensando en las elecciones del 2011 exige la renuncia del gabinete ministerial de Yehude Simon y la permanencia del genocida Alan García, los pueblos amazónicos y la mayoría de frentes regionales exigen la renuncia inmediata del presidente de la república a través de una huelga indefinida. De cierta manera el centralismo limeño se convierte en calculador y oportunista, guiado por los intelectuales vividores de las ONGs, quienes en la práctica se rasgan las vestiduras frente a un crimen de lesa humanidad, pero perdonan al sujeto como cuando le perdonaron a Alan García los genocidios de su primer período presidencial en la Comisión de la Verdad. Estamos nuevamente frente a un crimen de lesa humanidad, limpieza étnica imperdonable, tipificada internacionalmente como genocidio, sin embargo, el centralismo limeño apuesta por la permanencia de Alan García diciendo en la práctica: no lo apoyamos pero sí lo respetamos señor presidente.

La ausencia de principios es evidente como lo es la falta de integridad de los dirigentes. Esta incongruencia de dos direcciones y una misma lucha da la oportunidad a Alan García y a las fuerzas del neoliberalismo extremista a recomponer su frente interno, como cuando frente a la corrupción de los petro-audios y la caída del gabinete del delincuente Jorge Del Castillo, se le dio la oportunidad de sacar de la manga al converso Yehude Simon. Y justamente, hoy, por encima de los policías muertos y el genocidio en la selva, el gobierno insiste con las maniobras políticas de los conciliábulos a puerta cerrada, pues el Congreso Apro-Fujimorismo-Unidad Nacional quiere aprobar no la derogatoria de los inconsultos e ilegales decretos legislativos de la selva sino sólo la “suspensión” de ellos para iniciar un nuevo ciclo de la “mecedora” y el diálogo con la pistola en la cabeza de los nativos. El centralismo limeño debe dejar los aspectos declarativos de las luchas nobles sin resultados políticos, de las declaraciones y las marchas para salir perdiendo. El desgaste de las fuerzas motoras del cambio, movilizadas al cien por ciento, es de su responsabilidad. La ausencia de dirección política cabal, principista y unitaria, en la lucha contra el neoliberalismo extremista viene desde la época de Alejandro Toledo; y el resultado lo tenemos a la vista cuando los partidos de la izquierda no alcanzan ni juntos ni separados al 2% de la votación ciudadana y entonces se corre atrás de los candidatos improvisados a último momento, quien puede imponer delincuentes políticos y tránsfugas en el Congreso.

Los nativos asesinados y criminalizados están en su derecho, amparados en la constitución y en el Convenio 169 de OIT. La guerra cuya primera contienda mortal ha sido el genocidio perpetrado por Alan García, no ha terminado ni va a terminar fácilmente. El neoliberalismo extremista de las tesis “el perro del hortelano” se apresta a seguir boicoteando toda solución pacífica con aquello de la “suspensión” y no la derogatoria de la legislación ilegal. En tal sentido, no cabe solo la renuncia del gabinete ministerial de Yehude Simón sino la caída del gobierno a fin de crear una situación nueva provisional, de democracia y gobernabilidad hasta la convocatoria de elecciones generales. Las organizaciones políticas, los gremios de trabajadores y campesinos, los estudiantes, los frentes regionales y los pueblos amazónicos, que marcharan por la renuncia inmediata de Alan García son potencialmente los abanderados de una patria libre, digna y soberana; los otros serán como siempre la continuidad del esquema sistémico del tira y afloje que sólo puede conducir a las derrotas del pueblo. Una lástima que esta necesaria dilucidación y desarrollo de las fuerzas motoras del cambio se dé en una lucha popular que debería ser unitaria por todos sus contornos. Lo declarativo y la acción no pueden ir separados. La solidaridad y el apoyo a los pueblos amazónicos, debe ser concreto, no como cuando los emperadores limeños echan una lagrima por la muerte alrededor y nada más. La determinación de la derecha corrompida y los medios de comunicación patronales apuestan por salvar al asesino de toda culpa porque allí está la salvación de ellos mismos y sus sucios negocios en la amazonía. Se vuelve a tender la cama, valiéndose de la Iglesia, para restaurar la “mecedora” y continuar la burla al país y a los pueblos amazónicos.

Por ello también gobierno de Alan García afirma que existe una "ambigüedad desconcertante" en el comunicado emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre los violentos sucesos en la amazonía peruana, donde por supuesto quieren borrón y cuenta nueva para que nada se investigue. ¿Cómo seguir permitiendo la permanencia de un consumado genocida como primer mandatario de la nación? Lo valiente y positivo es que la marcha se dirigirá a palacio de gobierno y los pueblos del interior paralizarán el país en todas las regiones de la costa, la sierra y la selva.