7 de octubre de 2023

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"CONSENSO DE WASHINGTON": EL MISMO PERRO CON DISTINTO COLLAR

Por: Enrique Oliva.

6 de abril de 2009

¿Qué es Consenso de Washington?

Se llama así a la cumbre convocada en los años de 1990 en la capital de EEUU para reajustar el decálogo o “los 10 mandamientos del liberalismo”. El documento inicial de trabajo de “políticas de reformas” fue redactado por el economista inglés John Williamson, del Institute for International Economics, por encargo de la Reserva Federal (FED) y sus principales entes colaterales, donde se destacan el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Otros economistas se disputan el “honor” de haber inspirado el proyecto, consagratorio de lo que se dio en llamar globalización. Lo cierto es que las propuestas emanadas de Williamson, al poco tiempo él mismo renegó de ellas, admitiendo haber sido preparado para aplicarse en América Latina y luego se extendió a otras regiones. Veamos el decálogo:

1 - Disciplina fiscal más rigurosa.

2 - Reforma impositiva.

3 - Reordenar prioridades del gasto público.

4 - Liberación de tasas de interés.

5 - Tasas de cambio competitivas.

6 - Liberación del Comercio Internacional.

7 - Liberación entrada inversiones externas directas.

8 - Privatizaciones.

9 - Desregulaciones.

10 - Derecho de propiedad.

Los frutos de estos grillos económicos en nombre de la libertad, solo han generado más desaventuras sociales en el mundo, desembocando en la crisis actual. Esta crisis no tiene nada que ver con las “ciencias económicas”, ni sus coyunturas, pues se trata de un abierto delito conspirativo de saqueo a nivel planetario. Ahora se busca su supervivencia con cambios de palabras para que todo siga igual. Algo obvio: de colonialismo y paraísos fiscales no se hablará.

Obama solo aportará su cara de buen muchacho

Todo el contenido de inhumanidad del decálogo deberá bancarlo Barack Obama jugando su caudal de simpatía personal, habilidad de palabra y modales de señorito. Gestos solamente. Cuando hable en la cumbre de Londres, solo llamará solemnemente a acordar cambios en unidad, expresando sus deseos de imposibles éxitos en común. Y nada más. Tendrá asimismo una agotadora agenda de entrevistas, en especial con los líderes de “países emergentes” (o sumergidos) para aguantar una vuelta más de rosca del liberalismo. La tilinguería de los estadistas enanos de las grandes potencias también los llevará a hacer cola para fotografiarse con el yanqui, para su consumo interno.

Tan compenetrado está Obama con su rol que días atrás recibió la visita de los más grandes banqueros a nivel internacional. Y el mismo día se mostró a la prensa una toma del Presidente en el salón oval, escuchando a los más destacados (y caros) fotógrafos especialistas en imagen, a quienes ha contratado sus consejos para lucir mejor en las fotos. No se sabe aún el nombre a darle a esta cumbre convocada para sustituir a las anteriores, de Consenso de Washington y luego Globalización, tarea sin duda también de creativos de imagen.

La crisis y la realidad

No se encuentran economistas mediáticos dispuestos a arriesgar opinión favorable a la obtención de fórmulas mágicas en la cumbre de Londres del G20. Algunos traen a la memoria al ex presidente Bill Clinton como “el mayor impulsor de la elite supranacional” como culpable de la crisis.

La terca realidad muestra caras muy pesimistas. Henry Miller, el áspero escritor ha opinado: “Estados Unidos es el único imperio de la historia que llega a la decadencia sin pasar por el esplendor”. Otro personaje, pidiendo omitir su nombre, lanzó una frase bien gráfica: “Esta es una crisis sin precedentes y en esta parte del mundo hemos visto muchas. Hasta ahora se quemaban los vagones de cola, pero esta vez es la locomotora que está en llamas”. Por su parte, Moisés Allaín, director del Foreign Policy, hablando del déficit actual dice que “el mayor déficit es de paciencia de la región”. Pero la opinión más rotunda y calificada, es la expresada por Angela Merkel, la canciller germana: “Esta reunión del G20 no podrá aportar soluciones. Se precisarán muchas más”.

Mientras, se multiplican en Europa las manifestaciones multitudinarias, de subido mal humor, contra la cumbre de Londres, y un enjambre de agentes de seguridad toman precauciones para los desplazamientos de Barack Obama.