7 de octubre de 2023

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PERU: HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES

Autor : T.Olarte (*).

18 de septiembre de 2007

Taller de Investigación Popular.

(Especial para el Diario Internacional). En la historia de la humanidad, todo el proceso de transformación de modos de producción ha sido a través de guerras. Para pasar de la comunidad primitiva al esclavismo se vivieron grandes guerras de dominio, sin las cuales no hubieran surgido las poderosas sociedades esclavistas como Egipto y Roma. Para pasar del esclavismo a la feudalidad, los esclavos se rebelaron en innumerables guerras contra los esclavistas, siendo el más destacado la rebelión de Espartaco, hasta que consiguieron dejar de ser vendidos como animales y se entró a la feudalidad, con un interregno de cuatro siglos en los que también hubieron guerras de diverso tipo.

En la historia de la humanidad todo proceso de transformación ha sido a través de guerra..

Más, el nuevo sistema impuesto no acabó la opresión, los oprimidos devinieron en campesinos siervos de los señores feudales contra los cuales volvieron a levantarse en inmensas y tenaces luchas por arrancar tierras que trabajaban y les pertenecían y por destruir la feudalidad. Entre los propios feudales se desataron multitud de contiendas entre pares para definir quien era rey, y entre los reyes de un lugar y los reyes de otro se vivieron intensas guerras por el poder hasta definir los poderosos reinados europeos, por ejemplo el imperio español o la Rusia zarista, o el imperio manchú en Oriente.

También en la feudalidad, así como hubo guerras entre señores feudales, se produjeron feroces guerras por el poder político y económico entre los jerarcas de la Iglesia Católica, entre los papas, entre los obispos, caso del conocido papa Borgia y familia. Es además parte de la historia de la Iglesia Católica las guerras de las Cruzadas para imponer su religión en otras partes del mundo, o el atroz exterminio de los nativos peruanos y latinoamericanos cuando conquistaron América con sus espadas y sus cruces divinas, con las salvajes reducciones de los Jesuitas.

Luego, derrumbada la feudalidad se desenvolvió el capitalismo y desde que apareció lo hizo en medio de guerras para conquistar, defender y consolidar su poder, de las más sangrientas que ha conocido la humanidad; por ejemplo, la Guerra de Secesión en EEUU que en cuatro años (1861-1865) cobró medio millón de víctimas, o las dos guerras mundiales en el siglo XX que ocasionaron más de 60 millones de muertos; todo esto sin contar las continuas agresiones de los países imperialistas contra las naciones oprimidas. Según estudios realizados, desde el siglo XV a.n.e. hasta la II Guerra Mundial, ni el 10% del tiempo transcurrido ha sido de paz; por tanto, ¿a qué viene eso de "visión esquemática del mundo y la historia... que justificaba la violencia"? La historia es la que mejor desmiente esta posición.

Es más, ¿es nuestra historia ajena a esta ley histórica? Si vemos el país, los hombres llegaron hace veinte mil años y comienza a desenvolverse la comunidad primitiva. Hace unos dos mil años ya teníamos un gran sistema agrario y había surgido una institución social que caracteriza la expresión comunitaria agraria de nuestro pueblo: el ayllu. Vinieron los sobrantes, los excedentes y surgió la diferenciación, las tribus pasaron a ser confederaciones y se fueron generando las clases y la propiedad, y con ellas las guerras. Con Chavín se forma un aparato represivo inicial, pero aún no hay ejército ni aparato burocrático propios de una organización estatal. Hacia el siglo VII d.n.e. comienza a desenvolverse el Estado con Huari, luego viene el imperio incaico, el único de América, que desenvolvió un esclavismo estatal tipo egipcio donde el Estado era el propietario de los medios de producción, tierra y esclavos principalmente, y que estableció su dominación a través sangrientas guerras de conquista.

Luego vino la conquista española que se impuso aplastando la resistencia de los indígenas y utilizando las luchas internas dentro de los conquistados. No es cierto que los esclavistas incas doblaron las rodillas, resistieron y defendieron el orden de explotación que habían instaurado, destacándo Manco Inca, pero como era sistema carcomido basado en la explotación se hundieron al choque con un orden superior.

Con el virreinato se impuso un sistema feudal-colonial en el país, los campesinos resistieron y se defendieron, pero fueron derrotados aunque no doblegados. Llevados a las minas, su sangre la convirtieron en oro y plata que llevaron a Europa y sirvió para el desarrollo del capitalismo. De doce millones este pueblo fue reducido a poco más de un millón. Sistema colonial que para mantenerse tuvo que enfrentar grandes levantamientos campesinos como el de Juan Santos Atahualpa y Túpac Amaru, que llegó a levantar 100 mil hombres y puso en grave riesgo el dominio virreinal y removió América; movimiento derrotado pero que socavó el orden preparando condiciones para la posterior emancipación, hecho histórico que nos demuestra que las luchas no se emprenden en vano, que en un momento histórico determinado las clases nuevas puede fracasar pero su lucha va barriendo escollos y permite que los procesos sociales avancen.

Luego viene propiamente la emancipación que tiene tres partes: primero, en el siglo XVIII levantamientos campesinos, Túpac Amaru por ejemplo; segundo, levantamientos en ciudades como la de Zela en Tacna, y las guerrillas, resaltándose las de Cangallo y Yauyos a más de muchas otras; tercero, enfrentamiento de grandes ejércitos que rematan las gestas libertarias con San Martín y Bolívar, definiéndose en la batalla de Ayacucho en 1824 el rompimiento con la corona española.

En la República seguían mandando los terratenientes enfrentando a sangre y fuego grandes luchas campesinas, entre ellas la de Atusparia y Ushco Pedro o la de Llaccolla en Ocros. Aquí tenemos el negro capitulo de la guerra con Chile donde se enfrentaron ambos países movidos por los intereses de Inglaterra y Francia que buscaban nuestras riquezas del guano y el salitre; guerra que frenó el incipiente desarrollo capitalista del país y mostró el sucio papel de las clases dominantes, parte de las que les capitularon ante Chile. Sin embargo, hay que resaltar la heroica resistencia de las masas contra el invasor en defensa del pueblo y la integridad territorial, resistencia que tuvo especial fuerza en las serranías del centro-sur del país donde se formaron guerrillas; Cáceres, un militar terrateniente, cumplió un papel importante en esta circunstancia. La guerra llevó al hundimiento de la economía del país.

El siglo XIX nos va a dejar el pasar de ser colonia a semicolonia, y de ser feudal a semifeudal. Hacia fines de siglo comienza a desarrollarse el capitalismo burocrático ligado al imperialismo yanqui que desplaza al dominio inglés, y se inicia el desarrollo de la sociedad peruana contemporánea. Surge el proletariado moderno y cambian los términos de la lucha política.

En síntesis, dos lecciones: primero, son los hechos políticos y militares los que han definido los grandes cambios en el país, quedando claro que primero se da el hecho militar y después el cambio político; segundo, el pueblo, desde el surgimiento del Estado, siempre ha luchado contra sus opresores y explotadores, aplicando la violencia revolucionaria con los medios que ha tenido a su alcance, conquistando y defendiendo sus derechos a costa de su sangre, bregando en última instancia por instaurar un nuevo orden social; siendo las luchas campesinas las que más han remecido los cimientos de la sociedad.

En lo que respecta al siglo XX, el proceso del capitalismo burocrático ha sido expuesto a grandes rasgos a lo largo del presente trabajo y en el cuadro "El Proceso del Capitalismo Burocrático..." se ha buscado hacer un resumen del mismo. En tanto que el desarrollo del camino democrático, el camino del pueblo, ha sido también pormenorizado en lo fundamental, destacándo tres períodos de alto desarrollo: los 20, en que la clase obrera conquista las 8 horas y constituye su vanguardia, se desarrollan los movimientos campesinos en la sierra sur por tierras y los del proletariado agrícola, además de las luchas universitarias por la Reforma; los 60, un gran movimiento en nuestras serranías que movilizó entre 300 a 500 mil campesinos guiados nuevamente por "tierra para quien la trabaja", la clase obrera, principalmente los mineros, desenvolvieron a su vez un gran movimiento huelguístico, así como la elevación de la lucha universitaria; los 80, en que el desarrollo más amplio de la lucha popular en todos los frentes de masas y todos los terrenos de la lucha se compaginó con el desarrollo de la acción armada.

Esta es pues, la historia del pueblo peruano, malgrado lo que digan los tergiversadores y negadores de tan heroica brega que, compaginados con la ofensiva imperialista, buscan castrar la tradición de lucha en la historia de los pueblos para dar sustento a su dominación, creando seudo teorías como el ya fracásado "fin de la historia" de Fukuyama.

Así, en conclusión, no son los hombres los que recrean en sus cabezas un "imaginario violento" o se forman con una "sensibilidad radical". La violencia está inscrita en el mismo proceso histórico de la humanidad, el margen de la voluntad de los individuos. Es más, incluso en los períodos en que no hay guerras, en que aparentemente hay paz, hay violencia, lo que algunos han dado en llamar "violencia estructural", es decir, la violencia que ejerce el mismo sistema opresor y explotador todos los días, cada minuto, cada segundo contra las masas populares, que se expresa en el hambre y la pobreza, la desocupación y el abandono en que pretende ahogarse al pueblo. En nuestro país, por ejemplo en los más de 60 mil muertos por tuberculosis del 80 al 2000, o en los 21,000 niños que mueren al año según el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, datos al 2005) y que, desde 1980 ascienden a 700,000 menores muertos antes de cumplir los cinco años, por citar sólo algunas cifras.

Del libro: La Cantuta y la guerra interna-septiembre 2007.
(*). Catedrático de la Universidad La Cantuta.