7 de octubre de 2023

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PERU: DAR OTRA DEMENSION A LUCHA DEL PUEBLO

Por: Luis Arce Borja.

12 de agosto de 2007

En Perú, no pasa una semana en tranquilidad, y es como si un virus clasista se habría apoderado del espirito de lucha de los trabajadores. Cada semana alguna organización anuncia una huelga, movilización o simplemente un paro nacional. ¿Provocadores?. ¿Terroristas?, como dice el régimen aprista, o mas bien trabajadores que pasan hambre y defienden los pocos derechos laborales que les quedan. El Perú actual que gerencia por segunda vez el reaccionario y corrompido Partido Aprista (APRA), con sus medidas antipopulares ha removido el fondo de las contradicciones sociales y en relación de ello ha agudizado la lucha de clases. Los maestros terminaron su huelga en derrota a causa de la traición de sus dirigentes, pero ello no ha desalentado el ánimo de lucha de otros gremios de trabajadores. Así por ejemplo, lo campesinos cocaleros han anunciado un paro y movilizaciones para el 14 de agosto. La medida del paro es el resultado, como han dicho los cocaleros de la “mecida” (engaño) a la que fueron tratados en los “diálogos” con las autoridades apristas.

Pero lo peor que le espera al gobierno de Alan García, es el futuro PARO DE LAS FUERZAS POLICIALES DEL PERU, represivos o no, los policías son considerados como “carne de cañon, y tratados como la mierda de la sociedad. Salarios de hambre, que promociona la corrupción policial, seguridad social de ínfima calidad, dictadura y malos tratos de parte de los oficiales, ningún sentido democráticos al interior de los cuarteles, y otras reclamaciones que hacen de los policías pobres diablos que tienen que buscarse la vida extorsionando a los pobres, o muchas veces organizando sus propias bandas de delincuentes uniformados que asaltan bancos y secuestran personas, roban residencias, o extorsionan a comerciantes y personas individuales.

En todo esto el gobierno ha “prohibido” a los policías a hacer huelgas. Por el momento, Alva Castro, ministro del interior ha dicho: No habrá ninguna huelga en la Policía Nacional del Perú”. Este ministro y militante del APRA, como lo publica el diario La Republica (12 de agosto), ha señalado, “que los policías en retiro no pueden alentar protestas porque la Constitución prohíbe que las Fuerzas Armadas y Policiales acaten huelgas. Las actividades en las diversas unidades de la Policía Nacional del Perú (PNP) se desarrollan de manera normal y este sector no prepara ninguna huelga para esta semana”. "Si uno visita las unidades policiales, puede ver que todo está tranquilo, todo está normal", declaró Alva Castro para desestimar las declaraciones de oficiales policiales retirados que anuncian una huelga para exigir mejoras en sus condiciones de trabajo, informó Andina.

Luchar con otra dimensión política.

¿Qué hacer frente a esta situación explosiva?. Si se dice que se “vaya el APRA y García, eso no cambia nada, y es seguro que los que vendrían después serian tan reaccionarios y corruptos como los gobernantes actuales. Si se dice que hay que cambiar la Constitución, eso no cambia absolutamente nada. El problema del Perú no se resuelve con un hermoso texto constitucional, o algo parecido. No hay que olvidar que este país ha cambiado de constitución como si se trataría de renovar los zapatos viejos, pero ello no ha servido para nada. Además todas las constituciones que han salido de las Asambleas Constituyentes y de los parlamentos, han sido dictadas desde los cuarteles militares y de las oficinas de las grandes transnacionales. Si se pide nuevas elecciones para escoger, vía proceso electoral, otro presidente, eso es simplemente una nueva charlatanería en la que saldrán ganando esos bandoleros y estafadores (de izquierda y derecha) que buscan entornillarse en los confortables salones del parlamente. Ninguna de estas propuestas son validas para resolver los problemas económicos sociales del pueblo peruano. Históricamente este tipo de propuesta, falsa y demagógica, solo ha sido útil para apagar las explosiones sociales, y para proteger el Estado y la sociedad de explotación. Además de servir para alimentar los apetito de poder de tránsfugas, criminales, aventureros y toda suerte de malandrín devenido en político.

Las masas pobres deben desconfiar de aquellos que les ofrecen una solución a sus problemas vía proceso electoral, o vía nueva constitución. Decir abajo el APRA y Alan García, no cambia mucho la situación. Hay que tener presente las recientes experiencias, cuando se decía con simpleza ¡abajo Belaunde!. ¡Abajo Fujimori!.!Abajo Toledo!. En efecto estos presidentes cayeron, pero finalmente todo siguió igual. Echarse abajo a García Pérez es ir contra todo el aparato represivo burgués instalado en Perú. Esto significa luchar no solo contra los grupos de poder y sus representantes políticos (APRA, AP, PPC, y otro). Hay que luchar también contra las fuerzas armadas, la iglesia reaccionaria, el imperialismo y sus aliados de izquierda tan venenosos y nocivos como la misma derecha. Esta lucha deberá también enfrentar esa izquierda nauseabunda, que se llama defensora del pueblo, pero que desde el mismo seno de los oprimidos sirve a sostener el sistema de opresión.

La única dimensión política de lucha del pueblo es sostener una contienda independiente, clasista y revolucionaria. Esto significa elevar la lucha reivindicativa espontánea a un nivel de contienda estratégica de clase. Reconstituir el Partido proletario, y hacer de esta organización no una institución de conciliación y de la combina política, sino un instrumento de la guerra de clases. Volver a las fuentes fidedignas de José Carlos Mariátegui y de los clásicos del socialismo científico. Luchar contra el oportunismo y contra el dogmatismo caudillista. Tanto uno como el otro son aliados de los grupos de poder y del imperialismo. El primero, haciendo de las luchas del pueblo simples mercancías que subasta en los procesos electorales. El segundo, que hizo del Partido una organización privada de uso exclusivo del caudillo, y que convirtió la lucha armada en instrumento para la capitulación y la traición descarada.